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150 vecinos de una calle de Chamberí sufren constantes apagones desde hace un mes

Los comerciantes afirman que los cortes de luz les están causando pérdidas millonarias

El primer corte de luz, según los residentes, se produjo el pasado 7 de junio. 'Desde ese día, los apagones han sido continuos: día sí, día no. A veces veinte minutos, otras cinco horas, y una vez estuvimos sin luz hasta un día y medio', aseguran los vecinos. Los más afectados por estos cortes intermitentes de energía eléctrica han sido los comerciantes que tienen sus negocios en el tramo que hay entre el número 23 y el 27 de la calle de Eloy Gonzalo.

La compañía eléctrica Iberdrola colocó ayer un camión con un generador para suministrar luz a la zona afectada hasta que los técnicos consigan arreglar la avería.

María del Carmen Montoya tiene un bar en el número 25. Por culpa de los apagones, según ella, se le ha roto el extractor de la cocina y se le ha estropeado el aire acondicionado. Sólo ayer, por ejemplo, perdió, dice, más de 300.000 pesetas. 'Casi todos los días hay gente que no quiere entrar porque ve el local a oscuras. Tengo que tirar la carne, los boquerones en vinagre, regalar a los clientes los helados antes de que se estropeen. Esto es un desastre y a mí no me lo paga nadie', lamentaba.

Montoya, que paga 250.000 pesetas de luz cada dos meses, ha puesto una denuncia a Iberdrola por los comestibles que ha perdido. De momento, no ha tenido contestación. 'Siempre me dicen lo mismo: 'Mire usted... Ya hemos avisado al técnico... Ya irán a mirarlo', pero al final no hacen nada', afirma.

El caso de Montoya no es el único de la calle. En total, hay otros cinco comercios más afectados en Eloy Gonzalo: una óptica, una tienda de belleza, una pastelería, una lavandería y un centro de juegos recreativos. 'Cuando no hay luz, no funciona el horno. Así que no puedo hacer pan ni bollería. Vamos, que no vendo nada', asegura Úrsula Centi, dependienta de la pastelería. Centi cifró las pérdidas diarias de su negocio, los días que hay cortes de luz, en unas 100.000 pesetas. En el centro de juegos recreativos, las cosas no han ido mejor. El negocio, según un empleado, ha perdido mucha clientela desde que empezaron los apagones.

Además de los comercios, hay un bloque exclusivo de oficinas donde tienen su sede, entre otras, Nestlé, varias empresas informáticas y una clínica radiológica. 'Evidentemente, sin luz no podemos hacer radiografías', afirma una de las trabajadoras. Pero los que peor lo llevan son los del último piso. 'Estamos en un séptimo piso y los ascensores no funcionan nunca por culpa de los apagones. Además, la centralita de teléfonos, los faxes, las impresoras y los ordenadores fallan cada dos por tres. Así no podemos trabajar', advierte uno de los empleados.

La señora de la limpieza, cuando no funciona el ascensor, tiene que subir con el carro por las escaleras. Y el portero de la finca tiene un trabajo añadido debido a los apagones. 'Cuando nos quedamos a oscuras, me paso el día sacando a gente que se ha quedado encerrada en los ascensores, sobre todo mensajeros', relata.

Cables estropeados

Fuentes de la compañía eléctrica Iberdrola, encargada de suministrar de luz a la zona, aseguran que están haciendo todo lo que pueden para solucionar el problema. 'Estamos tardando tanto porque creíamos que era un problema de fusibles. Ahora pensamos que lo que pasa es que un cable subterráneo se ha estropeado por alguna obra y es lo que tenemos que cambiar', afirman.

Pero los afectados no están de acuerdo con la versión de la compañía. 'Lo que pasa es que los cables están muy viejos. Nos lo han dicho los técnicos que vienen a ver si arreglan esto. Pero parece que la compañía no quiere cambiarlos porque supone mucho dinero. Así que se limitan a poner parches y por eso estamos con cortes intermitentes', explica un vecino.

Unas 40 familias residentes en el número 27 están 'hartas' de tener que tirar comida a la basura, de no poder ver cómo acaba una película en la televisión y de pasar las noches con velas. 'Llevamos un inicio de verano surrealista. Entiendo que pueda haber una avería un día. Pero esto ya es un pitorreo', comenta un vecino.

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