_
_
_
_
Reportaje:El traspaso más caro de la historia

La trastienda de un 'megafichaje'

El traspaso se aceleró tras una cita del jugador con Florentino Pérez y Valdano en Lyon

José Sámano

La telepatía entre Jorge Valdano y Florentino Pérez comenzó a cocinar en el imaginario madridista el fichaje de Zidane a finales de 2000. El director general deportivo del Madrid soñaba con una estrella acorde con su buen paladar futbolístico. El presidente, por su parte, deslizaba la posibilidad de echar las redes sobre un crack mundial como objetivo estratégico de la institución, sobre todo de cara al centenario de la entidad. El punto de encuentro fue sencillo: Zidane, ese era el nombre que mejor encajaba en los deseos de ambos.

Dicho y hecho. Los primeros movimientos comenzaron en Navidades. A los dirigentes blancos les llegaron señales de humo desde Turín. Los tambores anunciaban que Zidane quería jugar en Madrid. Florentino Pérez y Valdano indagaron. Se convencieron de que así era y el pasado mes de mayo, no antes, decidieron disparar la operación. Para entonces, Zizou ya había madurado aún más su idea: dejar el Juventus y, preferentemente, jugar en el Bernabéu. Visto lo visto, el Madrid abrió las primeras vías de negociación y comprobó la complejidad de la misma. En principio, el Juventus se mostró completamente hermético; sobre todo, tras difundirse en los medios que el Madrid flirteaba con su estrella. La situación llegó a tal punto que los blancos se encontraron con una situación inmanejable.

Más información
Zidane
El Madrid inicia la 'era Zidane'
Negocio
El fútbol es Zidane
Un futbolista humilde, talismán de la vida política de Francia
Un pijama que antes vistió Francescoli
El fichaje de Zidane provoca un enorme impacto en la prensa europea

Justo unos días antes de acabar la Liga española, el Madrid pisó el acelerador. Florentino Pérez y Jorge Valdano se reunieron en Lyon (Francia) con Zidane y su representante, Alain Migliaccio. Para entonces, el francés ya había planteado personal y tajantemente al propietario del Juventus, el todopoderoso Giovanni Agnelli, presidente de la Fiat, su decisión de irse. En aquella cita de Lyon, los madridistas entregaron a Migliaccio dos folios con una serie de razones por las que el jugador debía estampar su firma en La Castellana: el poderío del Madrid, la calidad de sus jugadores, el glamour de un fútbol español más sutil que el italiano, el programa del centenario... Valdano y el presidente sugirieron jocosamente al representante de Zidane que todos los días encontrara un hueco para leer al jugador el contenido de la carta. De regreso a Turín, Zidane esgrimió ante Agnelli motivos familiares. Verónica, su mujer, quería salir de Italia, y su ilusión era afincarse en la tierra de sus padres, en España.

Así las cosas, un tercero contribuyó acelerar la operación: Rui Costa. El Madrid le pidió un baile y, por primera vez, en la sede juventina sintieron un molesto cosquilleo. Si el Madrid fichaba al portugués, la Juve se podía quedar sin un bocado económico extraordinario y con una estrella cabreada. Mal negocio para el equipo de la Fiat. En paralelo al mosqueo turinés, el Madrid contactó de nuevo con el jugador para hacerle saber que no había tiempo que perder, la única oferta era para este año, nada de esperar a que pasara el centenario y el francés cumpliera los 30.

El lunes 2 de julio Florentino Pérez se reunió en Lugano (Suiza) con directivos del Juventus. El encuentro resultó frustrante: la Juvepidió 20.000 millones de pesetas. El presidente español dio por cerrado el asunto, la cifra era disuasoria incluso con el centenario de por medio. Pero era un farol. Dos días después la Juve fijó una asambleaen casa. El hermano de Giovanni, Umberto Agnelli (presidente honorario del Juventus), prestó su lujosa mansión de Lamandria, en las afueras de Turín, para un encuentro entre Florentino Pérez, Jorge Valdano, Luigi Moggi -director general del club italiano-, Roberto Bettega -director deportivo-, Antonio Giraudo -administrador general- y un abogado italiano. Umberto Agnelli no se quedó al cónclave. Buena señal. Sus directivos tenían instrucciones precisas. Mientras contemplaban algún Picasso y algún que otro Miró, los madridistas se dieron cuenta al instante de que el traspaso estaba hecho. Y desde la noche del domingo hasta ayer tuvieron 21 horas a Zidane en Madrid. Alojado en un lujoso hotel, el francés pasó de 18 de las 21 horas junto a su agente y Jorge Valdano. Dedicó dos horas a los médicos, la firma y la presentación, y otra a la comida oficial, celebrada en un restaurante de 13.000 millones de tenedores. Acudieron su fiel Migliaccio, Florentino Pérez, Jorge Valdano, Fernando Fernández Tapias (vicepresidente), José Ángel Sánchez, director general de mercadotecnia, Alfredo Di Stéfano (presidente honorario) y Amancio. A las 17.30, cuando el avión de Zizou rumbo a París tomaba altura... por fin todos hicieron la digestión a gusto.

Zidane, seguido por Florentino Pérez, sale al escenario donde fue presentado como jugador del Real Madrid.
Zidane, seguido por Florentino Pérez, sale al escenario donde fue presentado como jugador del Real Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_