El trompetista Miles Davis 'revive' en Vitoria con su pintura

El arte de Miles Davis presenta una de las facetas complementarias de quien dedicó su vida a la composición y a la interpretación de la trompeta. Y es que el músico norteamericano, nacido en Alton (Illinois) en 1926, era además de un consumado jazzman un reconocido aficionado a los coches de carreras y un pintor compulsivo. Sobre todo, a partir de 1980, cuando sufrió infarto que le dejó incapacitado para tocar la trompeta. Entonces volcó toda su capacidad creativa en la pintura, actividad que solía practicar en sus ratos libres. Davis trasladó al papel o el lienzo las imágenes que rodeaban sus composiciones musicales. En muchas ocasiones, inspirado por la danza, la negritud y las figuras primitivas, para experimentar más tarde con el color y la composición.

La muestra de Vitoria recoge de manera dispersa esta evolución, que se puede rastrear en los dibujos y grabados de quien se formó como pintor de manera autodidacta frente a su exhaustiva educación académica en lo musical.

Sus orígenes pictóricos se encuentran en el movimiento de diseño de Milán conocido como Memphis, cuyos temas se basaban en colores vivos y formas contrastadas. Trabajó bajo su influencia casi dos años, durante los que creó una verdadera colección de arte. Así se puede comprobar en el grueso de las obras que se exhiben en la Caja Vital, sobre todo, en los grabados.

Otra cosa son sus óleos, sobre todo los pertenecientes a su última época, donde las texturas, las abstracciones turbulentas y las referencias al arte africano crean un universo en algunos momentos angustioso, primitivo, críptico.

Las referencias musicales son habituales, como no podía ser de otra manera, pero también está la noche de Nueva York o una semblanza de Don Quijote. Y no podía faltar Josephine Baker, la musa del jazz.

La exposición estará en Vitoria hasta el próximo 9 de agosto y se completará con un concierto homenaje dentro del Festival de Jazz, el viernes 21.