_
_
_
_
Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Asesino nato

¿Sería la vida de Mark Chopper Read, el más reputado -es un decir, claro- criminal australiano la que fue, la que todavía hoy sigue siendo, sin los medios de comunicación de masas? Esta pregunta queda flotando en el aire tras contemplar esta extraña ópera prima, basada en uno de los, hasta ahora, nueve libros-de gran venta, aclaro- que Chopper ha escrito desde la cárcel, donde ha vivido la mayor parte de sus 47 años.

Asesino convicto de 19 personas, casi siempre liquidadas 'sin móvil aparente' y en medio de irrefrenables, parece, ataques de cólera. El australiano ha utilizado, con perversa sabiduría, la notoriedad pública que le dieron en su país televisiones y periódicos para convertirse en objeto de mal disimulada estimación por parte de éstos.

CHOPPER

Director: Andrew Dominik. Intérpretes: Eric Bana, Simon Lundon, David Field, Kate Beahan, Dan Wyllie, Bill Young. Género: criminal, Australia, 2000. Duración: 100 minutos.

Debutante en la dirección, el neozelandés/australiano Andrew Dominik ha utilizado la propia escritura del asesino para intentar bucear en los motivos de su irracional, tremendo comportamiento. El resultado es un thriller extraño, de un zumbón, casi irreal sentido del humor, que convierte a Chopper en un demente de accionar siempre imprevisto, pero también, en ocasiones, en un desvalido hijo que espera la lejana aprobación de su terrible, castrador padre.

Narrada con un pulso no siempre seguro, con silencios sobre la vida anterior del personaje que se supone un australiano puede rellenar sin dificultad, pero que se antojan un poco más abstrusos para alguien de las antípodas, la película capta, no obstante, la atención gracias sobre todo al retrato, entre despiadado y cínico, que hace de su máxima estrella.

No es una película estimulante, su atmósfera luce siempre demasiado cargada; pero la hace creíble un actor grande y duro como un buey, Eric Bana, y un guión que privilegia siempre el mostrar sobre el sancionar, una lección de puesta en escena que parece más de un autor europeo que de un artesano estadounidense.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_