El colegio de protésicos dentales acusa a los odontólogos de enriquecerse a su costa
Dice José Manuel Urbano, portavoz del Colegio de Protésicos Dentales de Andalucía, que los andaluces se gastan al año en torno a los 80.000 millones de pesetas en el cuidado de la boca, pero que el gasto real no va más allá de 25.000. 'La diferencia se la embolsan los dentistas', concluye. Y pone algunos ejemplos: un puente, cuyo precio es de 25.000 pesetas, lo cobra el dentista a 125.000; y las 11.000 pesetas que recibe el protésico por una prótesis sobre implante se convierten en 65.000 cuando el odontólogo le pasa la factura al paciente. Lo que no entienden los protésicos es porqué un odontólogo puede comercializar con productos sanitarios cuando esto está expresamente prohibido por ley para cualquier facultativo.
La situación es confusa desde luego; los dentistas se defienden acusando a su vez a los protésicos de intrusismo y de 'usurpar funciones' que no les corresponden; pero los protésicos alegan que 'lo único que pretenden es ser mecánicos de la boca', dice Urbano. Para este portavoz, es incomprensible que los pacientes ignoren 'por qué pagan lo que pagan'. Qué producto reciben y de qué calidad, así como el precio debería estar especificado y perfectamente claro en la factura. La solución sería, según los protésicos, que el dentista prescribiese a su paciente la prótesis y éste se comprase la que quisiese. La Administración sanitaria también tiene culpa de lo que ocurre por no hacer que se cumpla la ley, aseguran desde el Colegio de Protésicos. Y se quejan del estancamiento de la profesión al pedirles los dentistas sólo aquellas piezas que les dejan más beneficio.
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