CARRERA PRESIDENCIAL ANTE LAS CÁMARAS
El número de cámaras de televisión, fotógrafos y plumillas excedía con creces al de integrantes del séquito oficial que acompañó ayer al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en su primera visita al Papa, Juan Pablo II. La ocasión era excepcional, porque el nuevo jefe del Ejecutivo italiano atravesaba por primera vez, en calidad de primer ministro, las puertas de la Ciudad-Estado del Vaticano, que ocupa apenas medio kilómetro cuadrado del territorio de Roma, y recibía la bendición, en sentido real y en sentido figurado, del Vicario de Pedro. Quizás por este motivo la RAI (televisión pública italiana) consideró justificada una conexión directa con el palacio episcopal donde Juan Pablo II recibió a Berlusconi al filo de las once de la mañana. Il Cavaliere no consiguió ser recibido oficialmente por el Papa durante su breve experiencia de gobierno en 1994, y temía verse adelantado en esta nueva etapa por el presidente de Estados Unidos, George Bush, al que el Vaticano ha preparado ya un recibimiento por todo lo alto para el próximo día 24 de julio, una vez concluido el G-8 en Génova.-
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