Michael Schumacher, sin rival
El alemán de Ferrari gana en Francia por delante de su hermano y se sitúa a un paso del título
Inalcanzable desde que arrancó el campeonato (seis carreras ganadas sobre diez), Michael Schumacher logró ayer en el circuito de Magny-Cours, sede del Gran Premio de Francia, la cifra mágica de las 50 victorias en la fórmula 1, un registro que le acerca al récord absoluto que desde hace ocho años (Alemania 1993) ostenta el francés Alain Prost, con 51 triunfos, y que le sitúa en una posición inmejorable para lograr su cuarta corona mundial a falta aún de siete grandes premios para acabar el campeonato. Schumi aventaja en 31 puntos a David Coulthard (McLaren-Mercedes), que ayer se tuvo que conformar con la cuarta plaza, por detrás, del otro piloto de Ferrari, el brasileño Rubens Barrichello, que taponó bien al escocés.
'Ha sido un resultado fantástico, redondeado por Barrichello.Mi posición en la clasificación es confortable, y el título es posible pero no hay que fiarse mientras matemáticamente tenga posibilidades de perderlo', confesó Michael Schumacher, de 32 años, que compartió el podio con su hermano Ralf, de 26 años, segundo en la carrera pese a que partió en la primera posición en la parrilla de salida y lideró la prueba en las primeras 24 vueltas. La escudería Williams-BMW difícilmente alcanzará a Ferrari, pero está dispuesta a disputarle la segunda plaza a McLaren-Mercedes en la clasificiación de constructores (56 contra 43 puntos).
Para McLaren las contrariedades se suceden a cada carrera. Ayer, antes de que se diera la salida, cuando los pilotos fueron a dar la vuelta de reconocimiento, Mika Hakkinen se quedó parado en la parrilla de salida, con un problema en el cambio. El finlandés abandonó por tercera vez este año mientras las flechas de plata tenían problemas antes de comenzar una carrera, y ya van cinco ocasiones. Pedro Martínez de la Rosa también tuvo disfunciones electrónicas, concretamente en el acelerador de su Jaguar. El español solventó la avería recibiendo instrucciones desde el box, pero cuando se metió en carrera todos los participantes habían dado una vuelta, y al final se clasificó en el puesto 14, mientras el asturiano Fernando Alonso (Minardi), el único que hizo una parada en boxes, acababa 17º, a siete vueltas de Schumacher, aunque no cruzó la meta, puesto que el motor de su monoplaza se rompió a siete giros del final.
La clave de la victoria del piloto alemán se fraguó nuevamente en los talleres. Los mecánicos de Ferrari demostraron de nuevo que son los mejores en la operación de cambio de neumáticos y de repostaje. En la primera parada en boxes, de las dos que realizó el mayor de los Schumacher, el equipo Ferrari tardó 7,7 segundos en realizar la operación, 2,5 menos que Williams con Ralf. Cuando Michael entró en boxes, una vuelta más tarde que su hermano, lo hizo en segunda posición y salió primero, puesto que ya no abandonó hasta cruzar la meta. 'Si mi parada hubiera sido más corta, y hubiera salido antes que Michael, las cosas hubieran cambiado', confesó Ralf, al término de una carrera en la que no pudo de nuevo con su hermano.
De nuevo Ralf entró en boxes una vuelta antes que su hermano, circunstancia que aprovechó el otro piloto de Williams Juan Pablo Montoya. El colombiano se colocó primero hasta que también entró en boxes. Más tarde, sin embargo, el motor de su coche se rompió. Sin Montoya en pista, Michael Schumacher seguió delante de Ralf, de Barrichello y de Coulthard, que no pudo alcanzar el podio después de ser sancionado con un stop&go de diez segundos por exceso de velocidad en la línea de boxes. Un final redondo para Ferrari y sobre todo para Michael Schumacher, que sumaba su quinta victoria en el Gran Premio de Francia.
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