México se rebela contra su imagen en Hollywood
Cineastas, actores y críticos luchan por que EE UU se aleje de los estereotipos de pobreza y corrupción
¿Qué pensarían los estadounidenses si se levantasen un día y todas las películas los presentasen como estúpidos, sucios e ignorantes? ¿Qué pasaría si todos los programas de televisión que sintonizasen los presentaran gordos, vagos y endógamos? ¿Y qué pasaría si cada actor interpretara al sucio estadounidense: avaricioso, materialista y arrogante? Así es como se siente el resto del mundo cuando ve el retrato que Hollywood hace de su país y de su cultura.
México, en especial, se ha llevado la peor parte en esta descripción miope. Ya sea en las películas mudas o en las del Oeste llenas de tiros, los mexicanos rara vez han sido vistos bajo una luz compleja o positiva.
'No es que sean peores que otras películas, sino que el problema está en que Hollywood parece centrarse sólo en la negatividad de México', ha declarado David Maciel, profesor de estudios chicanos en la Cal State Domingue Hills, que ha escrito varios libros sobre la forma en que Hollywood describe México. 'Muy rara vez encontramos una película positiva sobre México, o sobre la cultura y la sociedad mexicanas'.
'Ya es hora de mostrar la otra cara. México tiene una historia intensa. Es importante decir que mucha gente, la mayoría, es honrada y trabajadora', afirma el actor Benicio del Toro
El pasado mes de marzo, el productor Mike Medavoy celebró en Los Ángeles una cena en honor del presidente mexicano Vicente Fox a la que asistieron estrellas como Marlon Brando, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone, así como ejecutivos de los estudios. El tema de la velada fue la mejora de las relaciones entre México y Estados Unidos.
El actor Ricardo Montalbán decidió hablar en la celebración del acontecimiento de la forma en que Hollywood retrata siempre a México de manera negativa. 'Deseaba quitarme la espinita', dice Montalbán, recordando el discurso que pronunció aquella noche. 'Dije: 'Señor presidente, si estamos aquí, hablando de un mejor entendimiento entre nuestros dos países, creo que Hollywood podría hacer mucho por ayudar a ese entendimiento'. Cuando yo estaba en MGM y ellos querían que hiciese un papel romántico, siempre era de cubano. Con Esther Williams, en Latin lovers, fui argentino. Con Lana Turner, fui brasileño. Son nacionalidades que suenan bien. Mexicano no es una palabra que suene bien, y Hollywood tiene la culpa, por habernos retratado de manera tan infame. Somos el indolente peón apoyado en el cactus. Somos los bandidos. Hollywood podría hacer mucho por paliar el daño que lleva años haciendo'.
Pero esas imágenes sesgadas continúan en algunas de las películas recientes. En Traffic, de USA Films, México aparece como un pozo negro, visto literalmente a través de una bruma parda de pobreza, corrupción, avaricia y narcoviolencia. La única excepción es el retrato que Benicio del Toro hace de un policía en conflicto, pero en última instancia moral. Del Toro declaró recientemente en Los Angeles Times que fue él quien remodeló el personaje para hacerlo más complejo.
En el guión original de Traffic, Javier, el personaje de Del Toro, era calculador y corrupto. El actor, de origen puertorriqueño, pidió al director, Steven Soderbergh, y al guionista Stephen Gaghan que añadieran matices al papel. Les hizo comprender que la guerra de las drogas está directamente relacionada con el aparentemente insaciable apetito de drogas de los estadounidenses.
En México (como en Colombia), el número de víctimas es extraordinario, y ganar la guerra resulta complicado por problemas de pobreza y hambre. 'Tantas veces hemos hecho películas y utilizado a un grupo étnico exclusivamente para hacer una declaración sobre esto o aquello', dijo Del Toro en la entrevista de The Times, 'que creo que ya es hora de mostrar también la otra cara. Hablo de oponerse a los estereotipos. México tiene una historia intensa. Es importante decir que mucha gente, la mayoría, es honrada y trabajadora'.
En Blow, de New Line, la única sensación que sacamos de México es que es un lugar donde los gringos pueden ir a comprar un poco de marihuana. Al mismo tiempo, la descripción del tráfico de drogas en Colombia era tan simplista que llevó al presidente colombiano, Andrés Pastrana, a escribir una carta abierta al respecto en The Times en abril.
'En Blow vemos en su rancho hablando de negocios', escribió Pastrana. 'Lo que no vemos son las bombas que puso en centros comerciales o aviones colombianos; ni los jueces, políticos, periodistas y policías que mató a sangre fría; ni los miles de viudas y huérfanos que sus sicarios produjeron'.
En la comedia romántica The mexican (El mexicano), de DreamWorks, los gringos son por fin tan corruptos como los mexicanos. Aun así, los mexicanos están en su mayor parte retratados como ignorantes y pobres. Aunque el director, Gore Verbinsky, intenta hacer mofa de algunos de los estereotipos, también los refuerza. Por ejemplo, la estrella, Brad Pitt, frunce el ceño ante un Ford Taurus que desea alquilar y le pregunta al empleado si no tiene alguna otra cosa... '¿Mexicano?', pregunta éste con mirada de complicidad. Pitt asiente con entusiasmo y le dan un destartalado El camino azul de los setenta, para machos. Aparentemente, ése es un coche más mexicano. Incluso el aspecto de la película cambia dependiendo de dónde esté ambientada. Esta película yuxtapone Las Vegas con México, haciendo que la primera luzca inmaculadamente limpia en comparación con la pequeña ciudad mexicana. 'Hay una neblina parduzca suspendida en la mayoría de las escenas mexicanas . ¿A qué se debe esta fascinación por dar un tono oscuro a México en las películas recientes?', preguntó el crítico de una revista cinematográfica de Nueva York, Peter Rainer, en su crítica de The mexican. 'Nos lleva a pensar que México es un inframundo salobre, una concepción gringa como no hay otra'.
Belleza y dureza
All the pretty horses (Todos los caballos bellos), estrenada a finales del año pasado, quizá haya sido la que mejor ha captado la belleza y la dureza de México, aunque su emplazamiento en una época rural es de por sí más atractivo que el escenario urbano contemporáneo de las películas más recientes. Ambientada en la década de 1940, en la frontera entre México y Estados Unidos, podría muy fácilmente haber resultado una película al estilo del Oeste, llena de forajidos o campesinos mudos y humildes. Pero hizo todo lo posible por ofrecer un cuadro más equilibrado. El personaje de Matt Damon se introduce en el desierto mexicano, donde espera encontrar aventuras; en el proceso, lo meten en la cárcel, pero también se enamora de una rica heredera mexicana, interpretada por la actriz española Penélope Cruz.
Aunque sigue considerando a México como un lugar peligroso y corrupto, la película muestra también el sutil estilo de vida de un rico ranchero mexicano, la belleza del campo y los encantos de la vida en la aldea.
Los directores mexicanos, como Alejandro González Iñarritu, autor de Amores perros, ganadora del Oscar a la mejor película en habla no inglesa en la última edición de los premios de la Academia de Hollywood, están decididos a hacer lo posible por dar al mundo un perspectiva más realista de su país.
© Los Angeles Times.
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