Sanidad investiga dos casos de contagio de hepatitis C en una clínica de Girona
Los infectados fueron operados de cataratas
La hepatitis C es uno de los tipos de hepatitis más graves y puede causar un daño irreversible al hígado. Se la conoce como epidemia silenciosa porque permanece oculta durate tiempo hasta que se presentan las primeras complicaciones serias.
Todo hace suponer que el enfermo, del que la clínica ignoraba que era portador del virus, fue quien dejó en el instrumental quirúrgico la infección que después afectó a dos de los tres pacientes que le siguieron en la serie de operaciones de cataratas. El director médico de la clínica, Antonio Bordas, aseguró ayer que se habían respetado los protocolos de esterilización, aunque reconoció que en estas operaciones se hace una evaluación de riesgos del paciente y, para reducir costes, no se les somete a la detección de enfermedades infecciosas.
En caso de que la clínica hubiera sabido que uno de los pacientes a los que iba a intervenir era portador de la hepatitis C, lo habrían operado en último lugar, tal como aconsejan los protocolos médicos, para dar tiempo a una mejor desinfección del quirófano y del instrumental.
Sanidad tuvo confirmación del primer caso de hepatitis C, una enfermedad de declaración obligatoria, el 30 de noviembre de 2000. Siguiendo el procedimiento, y conociendo la operación a que la mujer había sido sometida unos meses antes en la clínica Bofill, Sanidad requirió información a este centro. A través de ella pudo deducirse, aunque medio año después, que el primero de los cuatro pacientes operados en la misma sesión era portador crónico de la hepatitis C. Analizó a los otros dos pacientes y, hace sólo cuatro días, se halló que uno de ellos también es portador del virus, descartándose la infección en un cuarto paciente.
Comparecencia forzada
Sanidad forzó ayer la comparecencia en conferencia de prensa del director médico de la clínica, quien aseguró que la investigación paralela iniciada en el centro no ha encontrado ningún error de procedimiento en las operaciones. Bordas, con 50 años de experiencia, explicó que en las operaciones de cataratas 'el instrumental es limitado y casi no hay sangre'. Añadió también que, como máximo, los pacientes reciben tres inyecciones desechables y 'hay pocos cambios de gotero'. La causa más probable de la infección podría radicar en una mala esterilización del instrumental, el mismo en los cuatro casos. De momento, ni Sanidad ni la clínica Bofill, centro privado que tiene 50 camas y realiza unas 25 operaciones de cataratas por semana, no han recibido ninguna denuncia de los dos infectados.
El Departamento de Sanidad ha informado a los pacientes de su situación y los ha derivado al hospital Doctor Josep Trueta de Girona.
El caso revelado guarda similitudes con el ocurrido en el hospital de Figueres. El resultado de aquel contagio se eleva a 10 infectados de hepatitis C. En aquel caso, el origen de la infección fue una botella de suero infectada con una aguja usada antes con un enfermo crónico de hepatitis.
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