El primer examen de Zapatero
Los asesores del máximo dirigente socialista intentan rebajar las expectativas ante su primer debate sobre el estado de la nación
José Luis Rodríguez Zapatero se examina de primero de carrera y aspira a licenciarse en el 2004. Ésta es la consigna que repiten desde el PSOE en su afán de rebajar las expectativas del debate sobre el estado de la nación que empieza el próximo martes y en el que debatirán por primera vez, largo y tendido, el presidente del Gobierno, José María Aznar y el líder del PSOE. 'Tiene por delante tres debates de la nación antes de que se examine en las urnas en 2004', señalan sus asesores. Tanta insistencia en que no se puede esperar que Zapatero voltee a Aznar, que de exagerada podría llegar a que 'lo importante es participar', se justifica por la convicción de que el debate de la nación siempre lo gana el Gobierno.
El miedo escénico no es su problema. Su entorno le dice que lo importante es que dé imagen de credibilidad
El líder del PSOE tratará de hacer abstracción de que le van a medir, saldrá a la tribuna 'sin complejos' y contará a los ciudadanos cómo ve el estado de este país, sus problemas, sin catastrofismos pero con la convicción de que las cosas podrían ir mejor, sobre todo, para las clases medias y modestas. También para los investigadores, para los creadores, para los jóvenes.... En fin, para casi todo el mundo. Su objetivo es que sus razonamientos conecten con la mayoría. Zapatero quiere que le vean como el representante de un futuro que puede empezar dentro de tres años, con el PSOE en el Gobierno. Pero lo cierto es que el afán de la ejecutiva socialista por bajar la presión que envuelve este debate denota un notable nerviosismo que procuran ocultar a Zapatero que, por otra parte, es el único que parece relajado. Tienen mucha confianza en él pero saben que la cantinela de que 'el que se examina es Aznar' es una floritura porque el interés está en ver cómo se desenvuelve el nuevo líder del PSOE. Los más realistas de su entorno reconocen que tiene que mantener el tipo, dar imagen de credibilidad, resistir a los embates del presidente que tratará de situarle en el terreno de la insolvencia y la inmadurez. 'Aznar le puede ganar a los puntos pero no por KO'. Esto es lo único que esperan los suyos. La preparación empezó hace seis semanas y la última redacción de su intervención la hará personalmente el lunes.
El visionado de los debates del estado de la nación de los últimos ocho años que han realizado los asesores de Zapatero les ha resultado de gran utilidad. El primer comentario de quienes han participado en estas tareas es unánime: '¡Cuánto ha aprendido Aznar!'.
El envaramiento y la inseguridad que mostraba el jefe del Ejecutivo, que llevaba escritas las réplicas y contrarréplicas, dejando al descubierto, a veces de manera muy llamativa, que no tenía en cuenta lo que le dijera el adversario en la tribuna, son ya cosas del pasado. Atrás queda el comentario mordaz del ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra respecto a que el joven político Aznar ni siquiera levantaba los ojos del papel para leer 'señoras y señores diputados, buenas tardes'. El presidente muestra aplomo y soltura y, sobre todo, gran conocimiento de todos los asuntos. El tiempo no ha pasado en balde para Aznar, reconocen en el PSOE. A Rodríguez Zapatero le falta rodaje en el papel que inauguró hace once meses, el de número uno de su organización, pero la tribuna no le impone demasiado, según resaltan sus asesores. Eso lleva ganado respecto a Aznar. Se le nota su larga trayectoria como político de provincias, y como parlamentario nacional con numerosas intervenciones en el pleno y comisiones sobre asuntos de administraciones públicas, siempre con carga política e ideológica.
La costumbre de pronunciar discursos sin asistencia de papeles escritos en las últimas cinco campañas electorales por los pueblos de León, tienen mucho que ver con la comodidad que aparenta tras cualquier atril. No, el miedo escénico no es su problema. Aunque no es previsible que el PP se comporte como lo hizo con José Borrell hace dos años al que lograron desestabilizar a base de ruidos, interrupciones e improperios. 'Pero aunque ocurriera eso, Zapatero no es Borrell, es mucho menos impresionable', señalan en su equipo.
Pero ésta es la primera vez que rivaliza en protagonismo con el presidente del Gobierno en un debate del estado de la nación. Durante cuatro legislaturas ha asistido sin fallar desde su escaño a los debates de Felipe González en el Gobierno, de nuevo González en el primer año de oposición y tras él, Borrell y, por último, Joaquín Almunia. Aznar está en todo su derecho de recordar que en cinco años ha debatido con cuatro dirigentes socialistas.
El método de trabajo que se ha seguido, coordinado por su jefe de gabinete, José Andrés Torres Mora, y el portavoz parlamentario, Jesús Caldera, es completamente nuevo en el PSOE.
Una noche de hace seis semanas Zapatero telefoneó desde su casa a Torres Mora. El secretario general quería hablarle del esquema que tenía sobre cómo iba a enfocar el debate. El jefe de gabinete tomó un cuaderno para anotar las consideraciones de su jefe. Al final, había llenado tres folios y medio estructurados incluso por epígrafes. Ahí estaba el esquema de su debate. Y ahí sigue. A Torres Mora, a la ejecutiva, al grupo parlamentario, le ha correspondido ajustarse a ese dibujo.
A partir de ahí el jefe de gabinete montó cinco grupos de 'discusión' con treinta personas: portavoces de comisiones parlamentarias, miembros de la ejecutiva federal y personas que simpatizan con la nueva dirección del PSOE procedentes del mundo académico. 'No se trataba de dar datos sino de que cada cual hiciera su propio análisis del área que conoce y de la que tenga opinión', señala uno de los asistentes. Todas las reuniones han quedado grabadas y analizadas posteriormente por otro equipo que ha extraído las conclusiones pertinentes. Han sido auténticos estudios cualitativos para que de forma espontánea surgieran problemas, sugerencias y propuestas. 'Todos han coincidiendo en señalar media docena de temas como prioritarios para la sociedad española', señalan interlocutores que conocen los contenidos. En esta llamada a que cada cual diga lo que piensa han participado profesionales simpatizantes de este partido así como el 'nuevo y el viejo PSOE', los de ahora y los de antes, remachan desde el entorno de Zapatero, resaltando los nombres de José Antonio Griñán, Francisco Fernández Marugán y Manuel Marín como impulsores de opiniones muy valoradas.
Durante estas semanas han seguido las reuniones y Zapatero ha preguntado pareceres a las personas más diversas sin soltar prenda de lo que tiene pensado. Reunió a su ejecutiva el pasado lunes y pidió a todos su opinión sobre el estado de la nación en las parcelas que les competen. 'Tomó notas', afirman asistentes a la reunión. El pasado miércoles nuevos encuentros con miembros de la dirección. Además de Torres Mora, tanto Caldera como José Blanco, Jordi Sevilla, Juan Fernando López Aguilar y Carmen Chacón, le expresaron sus puntos de vista. 'Fue productiva pero hubo muchas maldades y mucha risa', recuerda uno de los asistentes. Las maldades, obviamente, contra el Gobierno y algunas bromas respecto a sí mismos. Tras esa reunión, otra con el área de internacional presidida por Trinidad Jiménez. También con Consuelo Rumí, del área de inmigración, con Leire Pajín de ONG, con Cristina Narbona, de Medio Ambiente... A todos les ha escuchado. La lesión muscular que sufrió en una pierna hace dos semanas jugando al fútbol le ha venido bien, según ha reconocido en privado. Ha tenido necesariamente que pararse, anular tres viajes y varias visitas y, como resultado, ha hablado con gente 'muy diversa' a la que quería escuchar. ¿Algún equipo profesional de mercadotecnia e imagen? Un 'no' casi violento surge del entorno más inmediato de Zapatero cuando se sugiere la posibilidad de que el líder del PSOE haya entrado en contacto con estos profesionales que ayudan a mejorar las técnicas de comunicación de algunos políticos.
A las reflexiones sobre cómo están las cosas en este país han seguido los datos y ahí ha entrado en juego el grupo parlamentario. Jesús Caldera, en quien ha recaído el grueso del trabajo y que muestra en las últimas horas más nervios que el propio Zapatero, tiene toda la información que ha sido capaz de recabar respecto al estado de este país en todas las parcelas. El propio Zapatero este fin de semana se quedará sólo con una mínima parte de los datos. 'No puede caer en el error de querer hablar de todo pero mucho menos de hablar de lo que quiera Aznar', señalan en su entorno. 'Es importante lo que diga y cómo lo diga; le decimos que sea como es, natural. Lo importante es que los ciudadanos le vean como el futuro', añaden.
En las últimas horas todo son recomendaciones de tipo personal. 'Tranquilo, esto no es una moción de censura'; 'Nadie puede pedirte que vayas a la yugular de Aznar a tres años de las elecciones; se trata de que transmitas que las cosas pueden ir mejor', son algunas de las consideraciones de última hora que le han hecho. Pero ha habido algo que se le ha pedido con gran énfasis: que el lunes por la noche, la víspera, huya de leer papeles. Un miembro de la ejecutiva le ha recomendado, en serio, una única lectura: la revista satírica El Jueves.
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