El Guipuzcoano cifra sus daños en unos cien millones
El presidente de la entidad cree difícil hacer banca en Euskadi porque está 'al nivel de Borneo'
ETA no sólo consiguió sembrar el miedo el pasado jueves con la explosión de un coche bomba frente a la sede operativa del Banco Guipuzcoano en San Sebastián. Causó además graves daños económicos en el edificio, en el barrio de Igara. A la espera del peritaje definitivo del Consorcio de Compensación de Seguros, el presidente de la entidad, José María Aguirre, cifró ayer los destrozos en más de 100 millones de pesetas. Aprovechó para pedir al Gobierno vasco que adopte las 'medidas' necesarias para erradicar la violencia en Euskadi.
El alcance de la explosión fue mayor de lo que se presumió en un principio y exigirá tres meses de obras de rehabilitación en el edificio. 'Habrá que hacer un proyecto de nueva fachada', agregó Aguirre, porque 'la onda expansiva también ha afectado a la parte posterior' del inmueble y 'ha hecho que salten todos los cielos rasos, los conductos del aire acondicionado y las instalaciones del hilo musical'.
El presidente de la entidad hizo esa primera estimación de daños al término de la concentración silenciosa convocada a mediodía de ayer por el sindicato ELA en protesta por el atentado. Cientos de ciudadanos, entre trabajadores de la propia entidad y representantes políticos, empresariales y sindicales del País Vasco que quisieron mostrarles su apoyo justo al lado del agujero provocado en el suelo por la exposión. Entre ellos estaban el portavoz del Gobierno vasco en funciones, Josu Jon Imaz; el presidente del Círculo de Empresarios, José María Vizcaíno; el secretario general de UGT en Euskadi, Carlos Trevilla, y el senador del PP Gonzalo Quiroga.
El presidente del Banco Guipuzcoano, quien no hizo declaraciones la víspera, criticó la sinrazón de los terroristas. 'Venir a trabajar pensando que puede salir uno volando es una cosa absurda', dijo, y pidió al nuevo Ejecutivo, que tome 'las medidas oportunas para que todo se vaya desarrollando con la normalidad que todos deseamos'. Él se encargó de constatar de que, hoy por hoy, la realidad es muy diferente. 'Es muy difícil hacer banca en Euskadi' porque está 'casi al nivel de Borneo', donde 'es posible que haya acciones terroristas que no ocurren en el resto de Europa y aquí tampoco tienen por qué ocurrir', apostilló.
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