Jordi Pujol precisa que el modelo de integración de las minorías en las repúblicas bálticas no es el de Cataluña
Tres entrevistas y una reunión con las primeras autoridades estonias bastaron ayer al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para afirmar con exquisitez diplomática que el modelo báltico de integración política y social de las minorías ciudadanas, en especial la rusa, se encuentra en los antípodas del sistema aplicado en Cataluña por Convergència i Unió (CiU). Estonia, segundo país del viaje presidencial por el norte de Europa, tiene una población de 1,5 millones de habitantes, de los cuales medio millón son de origen ruso y no tienen los mismos derechos que los autóctonos. Desde que se aprobaron las nuevas leyes de nacionalización, tan sólo 100.000 rusos han adoptado la ciudadanía estonia.
'Nuestra política, más que la de ellos, está basada en criterios de integración, de proyecto en común y de cohesión social', reconoció Jordi Pujol tras entrevistarse por separado con el primer ministro, el ministro de Asuntos Exteriores y la ministra de Asuntos Étnicos, y celebrar una reunión con un grupo de diputados.
Y es que en todos estos encuentros el presidente catalán tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la política que el Gobierno del primer ministro conservador, Mart Laar, aplica a la minoría rusa, cuestionada en muchos aspectos por el propio Consejo de Europa y la Unión Europa, a la que fervientemente aspira a entrar en 2003.
Pero lo que más sorprendió a Pujol es el sistema educativo estonio, basado en dos redes de escolarización idiomática, un modelo rechazado por los nacionalistas catalanes, que lo consideran excluyente. 'La posición de la Generalitat es sobradamente conocida: no podemos admitir una doble red escolar', enfatizó.
Petición para el Barça
El presidente de la Generalitat intentó aleccionar a los dirigentes estonios, quienes, según informó Pujol en rueda de prensa, se interesaron profundamente por la política de la coalición nacionalista en Cataluña. Y si Cataluña ha sabido emplear criterios de integración, ¿por qué Estonia no la ha imitado, si cuenta con la ventaja de ser un Estado propio y poder legislar plenamente en esta materia?, vino a preguntarse Jordi Pujol.
Todo lo español, además, está de moda en Estonia. Una ciudad próxima a Tallin celebra cada año una fiesta tradicional española, aunque las autoridades prohibieron las corridas de toros. El primer ministro también pidió a Pujol que haga gestiones para que el FC Barcelona pueda disputar un partido con el equipo local, el Flora, porque a la selección estonia, según comentó el primer ministro, siempre le toca jugar con la andorrana.
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