El 'comando itinerante' de ETA planeaba atentar contra el 'ferry' Santander-Plymouth
Sólo dos de los siete presuntos etarras detenidos por la policía el jueves han ingresado en prisión
El juez de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco envió ayer a la cárcel a Premin Sampedro Larrañaga y Jesús María Goikoetxea Karralda, quienes habían comenzado a recabar la información necesaria para atentar contra el ferry de Santander. El magistrado dejó en libertad sin fianza a otros tres detenidos, Iván Astondoa, Nerea Hernández Sancho y Natale Landa Hervias, aunque esta última ingresó en la cárcel a disposición del juez Baltasar Garzón, que investiga la vinculación de ETA con Ekin, organización ésta de la que Nerea Landa es presunta responsable en la comarca de Leniz (Guipúzcoa). Otros dos de los siete detenidos en la misma operación, Gorka y Aitor Astonda, fueron liberados por la Policía sin llegar a declarar ante el juez.
El comando tenía instrucciones para 'sembrar de bombas' el norte de España durante el verano, intentando no causar lo que la banda denomina víctimas civiles. Las acciones más espectaculares las iban a perpetrar en Santander, donde al menos uno de los miembros del grupo, Premin Sampedro Larrañaga, había empezado a recabar información sobre el ferry Santander-Plymouth, barco del que disponía de un plano y de los horarios completos.
Las fuentes policiales consultadas están convencidas de que el objetivo era colocar un coche bomba disimulado en la bodega del transbordador (con capacidad para 580 coches y 2.140 personas), lanzar un aviso para que se desalojase al pasaje y hundir el barco en el muelle de atraque, sito en pleno paseo marítimo de Santander.
ETA ya planeó el año pasado hundir en el puerto de Valencia el ferry que enlaza con la isla de Ibiza con un coche cargado con 100 kilos de cloratita que se averió y fue localizado y desactivado por la Guardia Civil en Benabarre (Huesca). El plan consistía en aparcar el vehículo en la bodega del barco, huir por la pasarela y hacerlo explotar en el puerto.
El comando había recabado, además, datos para la colocación de bombas en dos de los más conocidos hoteles de la capital cántabra, uno de ellos situado en las proximidades del Banco de España y otro muy cercano a la sede del PP, sita en El Sardinero. Pero sus ambiciones criminales no se circunscribían a Cantabria, ya que las instrucciones que habían recibido consistían en atentar en otras provincias limítrofes del País Vasco y en Álava.
Según fuentes policiales y judiciales, ya tenían información sobre los cuarteles de la Guardia Civil de Haro (La Rioja), contra el que pretendían disparar varias granadas anticarro, y de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), junto al que iban a colocar un coche bomba. Además, disponían de datos elaborados sobre los cuarteles de Santa Cruz de Campezo, Laguardia y Labastida, todos en la provincia de Álava. En Burgos habían elegido para atentar la sede de El Diario de Burgos y la de la Delegación de Hacienda. También tenían datos sobre la situación de los nudos eléctricos de la vía férrea que une Hendaya con Irún (Guipúzcoa).
Las fuentes consultadas indicaron que aunque los objetivos ya estaban elegidos, la información de la que disponía el comando era aún incipiente. En los registros, no obstante, no se han hallado datos sobre personas concretas, sino sólo de lugares de gran concentración de público, ya que su objetivo fundamental era sembrar la confusión.
Jesús María Goikoetxea ingresó en prisión acusado de delitos de pertenencia a banda armada, tenencia de explosivos y terrorismo. Fue el único que, según fuentes de la Audiencia Nacional, admitió su pertenencia a ETA. Sin embargo, ante el juez negó haber colocado el coche bomba de Logroño, el pasado 10 de junio, lo que sí habría admitido en sus declaraciones ante la Policía, a la que también dijo que había recibido un cursillo de manejo de explosivos en el sur de Francia, a la órdenes de Ainhoa Múgica y Javier García Gaztelu, Txapote. Además, habría identificado fotográficamente a otro etarra que permanece huido, y cuya identidad no ha sido facilitada por la Policía.
Por su parte, Premin Sampedro se limitó a declararse inocente. Se negó a declarar y a confirmar ante el juez que hubiese sido él quien llevó el coche bomba a Logroño. En su declaración policial consta que llevó el coche hasta la capital riojana, aunque no fue él quien lo activó.
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