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El Gobierno abre 5 pisos de acogida para menores inmigrantes solos

Madrid cuenta con cinco nuevos pisos de acogida, con 30 plazas en total, para ofrecer cobijo y apoyo social y formativo a los menores magrebíes que llegan solos a la capital, y evitar así que caigan en la delincuencia y la marginación. El Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF) de la Comunidad, ha adjudicado la gestión de estas viviendas a la Fundación Tomillo y al Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL). Las tres casas de Tomillo están ya en marcha y las dos del MPDL abrirán durante el verano. El coste de todas ellas es de 60 millones de pesetas al año (5.500 pesetas diarias por chaval).

Esteban Navarro, coordinador de acción social del MPDL, explica que el objetivo de los pisos es preparar para la vida autónoma a estos menores, la mayoría de entre 16 y 18 años, que llegan a España con la obsesión de obtener el permiso de residencia ('los papeles') para poder trabajar. 'Se ha visto que es muy difícil atender bien a estos chicos en residencias de menores, con 20 o más chavales, y se ha optado por los pisos', dice Navarro. Además de esas cinco nuevas viviendas, en Madrid hay otros tres pisos para menores inmigrantes: uno de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (Atime), con 5 plazas; otro, con 12, de los Padres Mercedarios, y un tercero del MPDL, con 6.

Todas estas organizaciones consideran que para que su tarea social llegue a buen puerto es necesario que cesen las repatriaciones de estos chicos a Marruecos. 'Un chaval que se ha criado en la calle sólo va aguantar una disciplina de vida y de estudios si siente que así puede conseguir papeles y trabajo. Si se les niega sistemáticamente el permiso de residencia y se les envía a Marruecos sin tener en cuenta sus deseos ni su situación familiar sólo conseguiremos que cada vez desconfíen más', afirma Esteban.

El nuevo reglamento de la Ley de Extranjería limita las repatriaciones de menores inmigrantes. Establece que, antes de devolver con su familia a un chaval, hay que escucharle, y obliga a darle un permiso de residencia si en seis meses no se localiza a sus padres.

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