Bienio
Se cumplen por estos días dos años de la renovación de los alcaldes y gobiernos tras las últimas elecciones municipales. En Sevilla llevamos cambiando de alcalde y de partido político cada cuatro años pero siempre con una misma bisagra, la del Partido Andalucista, ayer con el PP hoy con el PSOE. No sé si los cronistas del futuro hablarán de los gobiernos de los respectivos alcaldes o más bien del ciclo andalucista en la ciudad de Sevilla. De momento comentemos el transcurrir de esta ciudad absorbida por milagros y sorpresas sin cuento.
Sevilla, por boca de su alcalde, pretende erigirse en Gran Capital, en elemento referencial del sur de Europa. ¿Qué pone en la mesa el gobierno municipal actual para conseguirlo? Destaquemos algunas perlas. El histórico solar del Prado de San Sebastián, espacio vacío y yermo en medio de su centro urbano, llegó a ser contenedor de un proyecto de edificio administrativo ideado por Moneo. En estos momentos, tras los correspondientes costos pagados por la ciudad por no cumplir el proyecto, ha vuelto a ser un abandonado solar, destinado a lo que sirvió en el pasado, aparcamiento puro y duro. Sigamos. El afán de compararse con las grandes urbes europeas ha llevado al actual gobierno a diseñar, al parecer, un proyecto de sana competencia con Munich. Menos mal, porque antes la referencia era Las Vegas. ¿Se va acaso a Munich para ver la industria electrónica o automovilística, o la sintonía urbana conseguida entre la ciudad y su universidad? No, se va a la ciudad alemana a conseguir ¡bebedores de cerveza! Resulta que a alguien se le ha ocurrido hacer de la feria de San Miguel, en septiembre, un punto de atracción turística para millones de turistas centroeuropeos que podrán disfrutar de nuestros caballos y toros así como beber cerveza en cantidades industriales. Y si hablamos del estadio de La Cartuja nos tropezamos con que la mejor forma de hacerlo rentable, si eso podrá ocurrir alguna vez, es ofrecer a dos sociedades privadas, los clubes de fútbol Sevilla y Betis, un proyecto de recalificación urbana de sus actuales campos para que, sacando sus respectivas plusvalías, accedan a jugar sus partidos en el coliseo cartujano. Y quedan dos años más.
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