Las exigencias de Bruselas dejan en el aire la fusión de 8,8 billones entre General Electric y Honeywell
La compañía estadounidense se muestra 'poco optimista' sobre la luz verde de Competencia
Los planes de la multinacional estadounidense General Electric para controlar Honeywell corren un serio peligro. La compañía compradora reconoció ayer que es 'poco optimista' sobre que la Comisión Europea apruebe la fusión, valorada en 45.000 millones de dólares (8,8 billones de pesetas), a pesar de su oferta de desprenderse de activos por 2.200 millones de dólares (unos 430.000 millones de dólares) del negocio aerospacial de Honeywell para alejar los temores de los guardianes de la competencia. El impacto en los mercados fue devastador para Honeywell, cuyas acciones llegaron a desplomarse casi un 12% en Nueva York.
Bruselas ha puesto severas condiciones para dar luz verde a la operación con el propósito de evitar que la nueva entidad ocupe una posición dominante en el mercado aeronáutico y las desinversiones puestas sobre la mesa por General Electric (GE) no alcanzan ni la mitad de las exigencias impuestas por la Comisión para aprobar la fusión. El plazo para la presentación de nuevas concesiones expiró esta medianoche, pero GE, consciente de que sus propuestas no satisfacen los mínimos de Bruselas, ha indicado que ésta es su oferta final.
Es casi una invitación al abandono de la operación. 'A no ser que se retire formalmente la notificación, la Comisión Europea continuará con su procedimiento de revisión', reza el comunicado de la autoridad de la Competencia de la Unión Europea tras la reunión que mantuvieron ayer en Bruselas el comisario europeo Mario Monti y el presidente de GE, Jack Welch, que ha retrasado su jubilación para ocuparse precisamente del cierre de esta operación.
'Siempre hemos dicho que existe un punto imposible de traspasar', explicó Welch, 'y las demandas extraordinarias de los reguladores europeos superan ese punto con creces'.
La Comisión anunció a finales de febrero su intención de abrir la segunda fase del proceso de investigación para analizar con más detalle los efectos de la fusión en el mercado de los productos aeronáuticos. Welch se desplazó sin éxito hasta Bruselas para evitar que la investigación se prolongara otros cuatro meses. Su objetivo era el de convertir, antes de retirarse, a Honeywell en una filial de GE. Monti le expresó sus dudas respecto a las condiciones bajo las que se iba a realizar la operación durante una cena y le puso al corriente de sus intenciones. El 2 de marzo tomó la decisión y el 8 de mayo salió el pliego de cargos. Esa misma foto volvió a repetirse ayer. Las concesiones hechas en el último minuto, al igual que en aquella cena, no fueron suficientes para disipar los temores de Bruselas. Monti tomó nota de la última oferta de Welch y tiene de plazo hasta el 12 de julio para pronunciarse sobre la operación, previa consulta a los Estados miembros (26 de junio) y si GE no retira antes la notificación. El caso GE-Honeywell es uno de los más complejos de los examinados por Bruselas. La investigación se está llevando a cabo en paralelo con la del Departamento de Justicia estadounidense y con la autoridad de la competencia canadiense.
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