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Columna
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Verano

Se presenta un verano casi a tope. Dicen que el turismo sube el IPC. Se olvida, con frecuencia, de que este sector también incrementa el empleo. El turismo, del que siempre se ha dicho, y con razón, que tira de la economía andaluza, está sufriendo, de forma inexorable, transformaciones profundas. Ni las empresas, ni la gestión, ni la captación de clientes siguen los tradicionales parámetros de cuando los turistas se presentaban con la maleta ante los hoteles.

La competencia, la calidad, los servicios, los precios y la globalización de este sector impone otra dinámica empresarial. Hay cada vez más exigencias por parte del consumidor, incluido el español que aprende a reclamar.

De estas exigencias, hay algunas que actúan como motivo principal a la hora de elegir o seleccionar el lugar de las vacaciones: seguridad, tranquilidad, saneamiento, limpieza, precios aceptables, relación calidad/precio en el alojamiento y calidad medioambiental se han convertido en el catecismo de muchos turistas. Es aquí donde Andalucía debe ser líder sobre todo en sus zonas costeras. Hay demasiados errores en nuestra reciente historia de ordenamiento turístico, mejor, desorden, como para seguir tropezando en la misma piedra. Y los mercados no admiten ya que se les dé gato por liebre.

La empecinada actitud de algunos ayuntamientos del litoral en la concesión de licencias, autorizar más volumetría, convertir zonas verdes o de esparcimiento en bloques de apartamentos, o que se autorice a hoteles a aumentar en un 20% la construcción, es un riesgo que se pagará en pocos años.

Torremolinos, monumento en su día de la especulación, como ahora Marbella o Rincón de la Victoria, quiere tener un hotel de 24 plantas. Será el edificio más alto de todo el litoral... Y pese a haber revestido el anteproyecto de cristal y tomar como ejemplo a algunos edificios de Las Vegas, el mono, aunque se vista de seda, mono se queda. Pedro Fernández Montes, alcalde popular de Torremolinos, podrá pasar a la historia por ser su valedor. Una foto más para el libro que circula en el que el alcalde es más importante que la propia ciudad.

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