Algunos ciclistas han sustituido la EPO por 'sangre artificial'
Los hallazgos de la redada de San Remo ponen al descubierto los nuevos hábitos
En sus informes durante el Giro la UCI constató con optimismo que el uso de la EPO había disminuido significantemente en el pelotón. Los análisis de sangre hacían creer que la sustancia más en boga en la última década se batía en retirada ante el acoso combinado del control de hematocrito y los nuevos análisis de orina.
'Frenada la EPO, pasarán unos cuantos años, hasta que el dopaje genético sea posible, para que los tramposos vuelvan a sacar ventaja a los controladores', pensaba optimista otro experto. Además, la mayoría de los conjuntos, y sus equipos médicos, habían decidido acabar con cualquier permisividad en su interior. El dopaje organizado, el estilo que el caso Festina mostró al mundo, era cosa del pasado.
Los que analizaban el Giro, además, observaron que la media general (unos normales 37,775 kilómetros por hora) y la ausencia de comportamientos exagerados, o muestras de superioridad impresionantes, bien podían ser síntomas de un retroceso en el dopantes.
Y, sin embargo, llegó la policía a los hoteles, vació las maletas de loc corredores, y un botín deslumbrante, y descorazonador, se ofreció a los ojos de todos. No, apenas se usa ya la EPO. Pero es peor. La redada de San Remo ha sido la constatación de que los rumores más pesimistas, esos murmullos en corrillos de especialistas que hablaban de sustancias aún no comercializadas, de líquidos misteriosos indetectables a cualquier tipo de control, de sangre artificial como alternativa a la EPO, de compras por internet en un mercado negro asombroso e hiper activo, de recurso al mercado veterinario y otras áreas menos controladas, no eran una exageración novelesca.
'Dario Frigo pensaba montarse en el dólar en dos o tres años y la posibilidad de enfermar no se le aparecía real', explicaba Giancarlo Ferretti, el director de Frigo, el segundo clasificado del Giro expulsado de su equipo y de la carrera al descubrirle la policía productos prohibidos en la maleta. Entre ellos, Hemassist.
Los laboratorios Baxter, de Illinois, anunciaron en abril de 1999 que paralizaban en Estados Unidos la investigación con Hemassist después de que en la fase de ensayo clínico del producto (un sustituto de la sangre: un transportador de oxígeno preparado a partir de hemoglobina humana modificada) se observara una mortalidad superior a la esperada en pacientes con traumas severos y masiva pérdida de sangre. Los ensayos se prolongaron hasta septiembre en Europa, donde Baxter había invertido 10.000 millones de pesetas en la construcción de una planta en Neuchatel (Suiza).
'No entedíamos lo que ésas cosas [las hemoglobinas modificadas] hacían a nivel celular', explicó un experto de la sanidad estadounidense. Ese mismo producto, desechado por su peligrosidad, lleva tres años en el mercado negro que abastece a los deportistas de resistencia que arriesgan su vida por el éxito. Y que se autoadministran productos tan sotisficados a escondidas de sus preparadores y médicos. 'Corremos el peligro de volver al dopaje de los pinchazos en las cunetas, pero con productos incontrolables', advierten algunos médicos.Incontrolables y caros: la nueva jerarquía del pelotón la puede establecer el nivel de ingresos. El nuevo dopaje, después de la democrática EPO, es un asunto de ricos.
Hemassist es un producto. Hemopure, hemoglobina de origen vacuno purificada y polimerizada, es otro. Fabricado en Estados Unidos, este otro sustituto de la sangre está autorizado para consumo humano solamente en Suráfrica. Al deporte llega también desde el canal veterinario, ya que en Estados Unidos sí que está autorizado su uso en pequeños animales.
También se habla de Hemolink, RSR13, otros trasnportadores de oxígeno de origen hemoglobina, y de Oxygent. Éste último, como los anteriores también en fase ensayo clínico, contiene los famosos perfluorocarbonos, la sustancia química derivada de la fabricación del Teflon (antiadherente para sartenes) que tiene la capacidadde disolver gases y de transportar el oxígeno a las regiones más remotas e inaccesibles del cuerpo: el doble de oxígeno al doble de velocidad que la sangre.
Es la nueva sangre del deportista: como el Oxygent, con el aspecto espeso y blanquecino de la papilla de un bebé, o como las moléculas de hemoglobina que, de forma artificial, flotan en el plasma, transportando oxígeno, paralelos a los glóbulos rojos. Es la sangre que nadie puede ver.
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