Los nuevos disturbios en Leeds cuestionan la política laborista para las minorías
Una noche de violencia, a los pocos días de los graves disturbios de Oldham y en vísperas de la última jornada de la campaña electoral británica, desvela un hueco en el programa de seguridad del Partido Laborista y saca a relucir el limitado progreso en la reforma emprendida por Tony Blair en materia de relaciones raciales. En esta ocasión, jóvenes de origen predominantemente asiático provocaron a la policía de Leeds quemando automóviles y comercios en un barrio multiétnico y deprimido de la segunda urbe del norte de Inglaterra.
Con los ánimos aún caldeados por las jornadas de violencia de Oldham, al norte de Manchester, el brote de disturbios en la vecina Leeds pone en cuestión la relevancia del programa electoral de los partidos británicos. La rebelión callejera de las minorías del país se tenía como un problema social satisfactoriamente resuelto en los años ochenta y ninguna formación política anticipaba su rebrote en vísperas de las elecciones. Pese a su reaparición, cuestiones de seguridad y relaciones raciales quedaron marginadas ayer del debate electoral.
La virulencia de los ataques en ambos núcleos urbanos ha cogido a políticos, líderes comunitarios y fuerzas del orden por sorpresa. Entre los destrozos de Leeds hay 25 vehículos quemados, una lavandería destrozada, cristales de viviendas y comercios hechos añicos.
Seis detenidos
Además, seis personas fueron detenidas y dos policías sufrieron heridas en el enfrentamiento, durante seis horas en la noche del martes al miércoles, con los agentes.
El responsable policial de la zona, Graham Maxwell, denunció ayer el 'ataque premeditado' contra las patrullas antidisturbios, que calificó de 'actividad criminal, simple y llanamente'. Aunque predominantemente asiáticos, Maxwell confirmó que jóvenes de origen afrocaribeño, además de blancos, participaron en la batalla campal. Apoyaba con su testimonio la opinión más extendida entre los habitantes del barrio que descartan el racismo como detonante de los disturbios.
Pero si en Leeds no se inició la guerra racial que instigan en Oldham los neonazis del Frente Nacional, sí se dio una brutal revuelta contra la policía. Según testigos, los disturbios se montaron en represalia por la detención, el domingo pasado, de un bangladeshí con, al parecer, excesiva fuerza y en presencia de su mujer e hijos.
Blair prometió erradicar el 'racismo institucionalizado', confirmado en un informe de 1999 sobre la actuación policial en el asesinato de un estudiante negro. Y, en el programa electoral, reitera su aspiración de 'construir una sociedad inclusiva' y actuar 'con dureza en criminalidad y en las causas del crimen'.
Los disturbios demuestran escaso progreso en el cumplimiento de sus promesas.
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