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Reportaje:

Ataque al rejoneo

Un camión que transportaba los caballos de los hermanos Domecq sufre un atentado en Ocaña

El camión que transportaba a los caballos de los Domecq se detuvo a las 23.15 de la noche del pasado sábado, en la venta Los Amigos, en el kilómetro 57 de la carretera de Andalucía (A-4), en el término municipal de Ocaña. Los equinos venían de Las Ventas donde habían participado en una corrida de rejoneo celebrada por la Feria de San Isidro.

El conductor del camión y los dos mozos de caballos se bajaron del camión y se metieron en el restaurante para cenar. Aún no se habían sentado a comer en la mesa cuando escucharon el estruendo de dos explosiones. Miraron por una ventana y vieron que el camión estaba en llamas, con los caballos dentro.

Dos cócteles molotov fueron arrojados a través de dos ventanucos al interior del vehículo. El conductor del camión y los dos mozos abrieron el portalón trasero del vehículo. Las crines y colas de algunos caballos aún estaban en llamas cuando fueron a rescatarles del fuego. Les rociaron con la espuma de los extintores para apagar las llamas. Los caballos quedaron heridos y enloquecidos en el aparcamiento del restaurante. Los mozos se encargaron de serenarlos. Las consecuencias del ataque fueron fatales para 10 de los 12 equinos. Legítimo, murió en el acto -el explosivo le cayó entre las patas-, Maestro y Coquetón murieron el martes tras tres días de agonía, otros tres están muy graves y los cuatro restantes están graves. La Guardia Civil ha iniciado una investigación.

Los hermanos Luis y Antonio Domecq, de 33 y 30 años respectívamente, rejoneadores y propietarios de los equinos y el veterinario, Jesús Sánchez, fueron avisados de inmediato de lo ocurrido.

Sánchez realizó las primeras curas a los equinos en el lugar del suceso. Los Domecq recibieron prestado un camión como el suyo de un rejoneador amigo de Guadalajara. Montaron a los caballos quemados y los condujeron hasta el hospital de animales Sierra de Madrid, en San Agustín del Guadalix.

Los Domecq están consternados por lo ocurrido. Afirman que el atentado no tiene explicación. 'No tenemos enemigos, no hemos recibido amenaza alguna,... No tenemos ni idea de quién puede haber cometido una barbaridad así', afirma Antonio Domecq. 'Además en la corrida no cortamos ni una oreja, fue una corrida malísima, porque los toros no eran buenos', añadió Antonio.

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'El valor de estos caballos es incalculable. Por lo menos cuesta diez millones cada uno', aseguró ayer Luis Domecq, con el cejo fruncido y la mirada caída, triste. 'Pero lo peor es el valor sentimental que tienen. Con ellos pasas mucho miedo durante el rejoneo, son los que te sacan de delante del toro. Hemos vivido muchos éxitos juntos, son como parte de la familia', lamenta Luis.

Los Domecq se cuestionan si podrán afrontar lo que les resta de temporada. 'Tenemos 50 corridas por delante y ahora mismo no sabemos qué vamos a hacer. Lo que sí está claro es que ninguno de estos caballos está en condiciones de rejonear. Estamos analizando si en la finca, en Jeréz de la Frontera, tenemos caballos preparados para acabar la temporada', explicó ayer Luis Domecq.

Los siete caballos que han sobrevivido al atentado estaban ayer ingresados en las cuadras del hospital de animales de San Agustín, cada uno con una bolsa de varios litros de suero medicado inyectado al cuerpo. Los veterinarios les habían sedado para evitar su sufrimiento. Tenían la cara desfigurada por las quemaduras, en carne viva. Airoso, Jabato y Deleite son los que están más graves.

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