La congregación de la utopía
De milenio en milenio y tira porque le toca, Rita Barberá se pregunta con toda seriedad en un congreso sobre el futuro de la utopía mientras envía las primeras excavadoras a destrozar lo que queda del barrio de El Cabanyal después de años de abandono
Fútbol es fútbol
Ocurre que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Todo el mundo entiende de cine, pero también de fútbol, aunque a pocas admiradoras de Brad Pitt les da por identificarse con el actor hasta el punto de soltar amargas lágrimas de desamparo si fracasa en uno de sus papeles. El aficionado al cine rara vez se permite adentrarse en los verdes campos de la sociología silvestre, cosa que se ve hecha el futbolero que además escribe en los periódicos. Ahí es nada. Identificar los aciertos del club de su preferencia con la pujanza vital de toda una comunidad. Una comunidad, si se trata de la nuestra, que gobierna Eduardo Zaplana y todavía no Héctor Cúper, y en cuya capital un cuarto de sus ciudadanos sobrevive en los límites de la pobreza. Y conste que no creo que esa circunstancia atroz condene para siempre a su club más emblemático a conformarse con coleccionar subcampeonatos. Eso sería pensar con el pie ajeno.
Una época convulsa
En los clásicos de los más diversos temas se observa que cada uno de ellos trata de dar cuenta a su manera de una cierta convulsión histórica, por lo común valiéndose de un preámbulo en el que se asegura que jamás la humanidad habría asistido antes a una época tan cambiante como aquella de la que quiere establecer la crónica. Cabe concluir que cualquier época ha sido tan cambiante como la nuestra, y algunas de la antigüedad de manera más acelerada que la que con tanta amabilidad nos alberga. Así las cosas, llama la atención que cualquier panfleto institucional acerca de la cultura se permita la referencia exagerada a unos retos de actualidad sin parangón posible con los que le precedieron, lo que tiene que ver con esa interesada distorsión de la perspectiva según la cual el protagonista de mayor mérito será aquel que se proponga metas más inaccesibles. Una ficción de trilero con móvil.
Sobra un hombre
El rector Peset fue denunciado por un trío de médicos próximos a la Falange, con el resultado que era de prever en la época de mayor convulsión de nuestra época contemporánea. Más allá del afán de los soplones, está la voluntad política de quien los induce para llevar hasta el final un proceso que debe terminar en lo peor. Aquí se reproduce una terrible variante del asunto García Lorca y los Rosales. Parece que tanto Pedro Laín como López Ibor intercedieron por la suerte del acusado, recibiendo garantías de que en ninguna de las peores hipótesis podría suceder lo definitivo. Sucedió. Y todo apunta a que alguien estaba muy interesado en esa solución final. Alguien de profesión médica y pistola al cinto. Los historiadores, y no sólo los tribunales, tienen la investigación por delante. Todavía viven Pedro Laín, Barcia, Rincón de Arellano. Entre otros.
Fuegos de artificio
En Madrid acostumbran a decir, sobre las conferencias en los días laborables, que a las siete o la das o te la dan. Aquí ocurre algo parecido, pero con los castillos de fuegos artificiales y, desgraciadamente, algo más tarde. No hay noche, a veces ya muy avanzada, en la que no se oiga un castillo en alguna parte de la ciudad, y la suposición de que todos esos disparos cuentan con los permisos correspondientes no basta para convertirlos en menos molestos. Asombra el derecho que aquí cree tener todo el mundo para fastidiar a los vecinos. Como esa alegre disposición al incordio parece no tener remedio, sugiero que los afamados pirotécnicos valencianos inventen el disparo mudo, conservando la rica paleta de color. Sería una memorable contribución local a la civilización europea.
Rita la utópica
Así, al pronto, nadie podría atribuir a nuestra alcaldesa una mayor afición a la utopía de la que se concreta en la devastación de espacios urbanos. Pero sus asesores culturales, que viven de la celebración del Milenio por ver de acumular trienios, tienen mucho que decir sobre el sexo de los ángeles. Han invitado a Sánchez Dragó como director de un congreso en el que han dicho la suya Savater y Baudrillard. Lo mejor, el milenarismo del físico norteamericano que detecta los corpúsculos de dios, no se sabe cuál de ellos, en las ondas galácticas. A Sánchez Dragó se le apareció la Virgen, que era idéntica a la que figura en los cuadros de Murillo. A este otro inmaculado se le aparece dios en forma de ecuaciones. Pero qué importa, cuando esta culta ciudad de paellas y paelleros corre con los gastos de tantas ocurrencias. Aquí milenio y después gloria.
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