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Reportaje:TABAQUISMO

Las mil formas de dejar de fumar

Mientras la oferta de Sanidad es escasa, un tratamiento de desintoxicación cuesta 40.000 pesetas

¿Qué relación tienen las orejas con las ganas de fumar? Un profano dirá que ninguna. La auriculomedicina y la acupuntura sostienen que en ellas está la clave para dejar el tabaco, dos métodos entre la variopinta oferta para liberarse de la esclavitud del pitillo. Pero hay más: laserterapia, psicología cognitiva, hipnosis, terapia de grupo, antidepresivos, parches y chicles de nicotina... El que no se descuelga del cigarro es porque no quiere o no puede gastarse, al menos, 50.000 pesetas. Los médicos saben que el fumador necesita ayuda para dejarlo, pero la oferta de la sanidad pública es, de momento, escasa. 'Puedes dejar de fumar haciéndole una promesa a la Virgen, a cada uno le sirve una cosa,el hecho es que nos gusta elegir; así lo ve la misma Organización Mundial de la Salud (OMS)', explica Dolors Marín, psicóloga y directora de la unidad de tabaquismo del Clínico de Barcelona.

En su consulta en Madrid, animada por los trinos de sus canarios y el aroma de la artemisa (hierba con la que se calientan las agujas de la acupuntura), el doctor Kang, acupunturista chino, cura desde un juanete a una incontinencia urinaria. Liberar de la adicción al tabaquismo es su especialidad. Jaime, empresario de 52 años, ha acudido para que le cambie de oreja la grapita 'de recordatorio'. Cinco sesiones de acupuntura en diversos puntos del cuerpo, dos meses con la grapa en la oreja y 42.000 pesetas le ayudaron a dejar un vicio que mantuvo durante 35 años.

La auriculomedicina se centra más específicamente en las orejas. 'Todo el cuerpo se proyecta en el pabellón auricular, que tiene la anatomía del feto', explica Diana Fernández, portavoz de Tabacend. Tras recibir pequeñas descargas en las orejas en dos sesiones de una hora y por 40.000 pesetas, se te van las ganas de fumar. O eso dicen. Te permiten incluso fracasar: el tratamiento tiene un año de garantía. Según Fernández, aunque el 90% de los que se apuntan a la auriculoterapia se divorcia del pitillo, 'no es un milagro, alivia el síndrome de abstinencia, pero lo primero es querer dejarlo y seguir las indicaciones: beber mucha agua y no ingerir alimentos excitantes; en resumen, depurarse'. A Bruno, de 35 años, sí le pareció un milagro dejar de fumar dos cajetillas diarias tras recibir unos calambritos en las orejas. 'Después de tres meses, fumo un puro de vez en cuando, pero no he vuelto a los pitillos', afirma.

El tabaquismo también se puede curar en grupo. Tabacout ofrece tratamiento psicológico y farmacológico a grupos de trabajadores de empresas. 'En la terapia de grupo se aprende a rechazar un cigarro. Se sienten ridículos porque no lo han hecho nunca, pero se ríen un montón', explica Jaime González, psicólogo del centro. El 75% de los pacientes continúa sin fumar a los seis meses, asegura, aunque al año baja al 65%. El tratamiento para ocho personas cuesta 525.000 pesetas y el individualizado 42.000.

No importa lo que haya que pagar, la oferta para olvidar el cigarro siempre tiene demanda: se calcula que el 60% de los fumadores quiere dejarlo. Y quiere bien: unos 46.000 españoles mueren al año por enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. Los médicos aconsejan a los que quieren curarse del tabaquismo que acudan a su médico de cabecera y que entren en un tratamiento psicológico y farmacológico que promueva cambios en sus hábitos de vida, pero la realidad es que los centros de salud están saturados. 'Los que lo dejan sin ayuda tienen entre un 5% y un 7% de éxito, pero si se acompaña de tratamiento médico, se multiplica por tres o por cuatro', afirma Carlos Giménez Ruiz, neumólogo y vicepresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.

Marín considera que hay dos tipos de fumador: 'El enfermo que irá al hospital para dejar de fumar, y el fumador todavía sano que nunca acudirá al médico para dejarlo. Para estos últimos la oferta de la sanidad pública es muy escasa. En España no hay un Plan Nacional de Tabaquismo. La Administración debe proteger a los fumadores, que ya han pagado impuestos por su adicción, y darles el tratamiento para dejarlo. O es que sólo les van a ayudar cuando tengan un cáncer de pulmón'. Marín dirige la Infolínea Tabac info (902 113 830, se paga la llamada local), en la que se aconseja al fumador.

Miedo al cáncer

Elena ha intentado 'de todo' para dejar de fumar, pero nunca ha acudido a un especialista. Es periodista, tiene 25 años y comenzó a fumar a los 16. Ella pertenece a un grupo de riesgo: la OMS calcula que el 12% de las mujeres fuma y que el porcentaje va en aumento, frente al 46% de los hombres que va en descenso. Por su cuenta, Elena ha probado chicles de nicotina pero le dan náuseas; los parches acaba siempre quitándoselos; y con el bupropión se sintió rara y se asustó. Este medicamento, un antidepresivo que se ha relacionado en el Reino Unido con la muerte de 35 personas, es, según el Ministerio de Sanidad y Consumo, efectivo para dejar de fumar, aunque tiene contraindicaciones y efectos secundarios como el insomnio.

Elena fuma ahora 10 pitillos diarios, pero sigue teniendo 'miedo al cáncer'. En los intentos por dejarlo ha gastado una buena suma. Un tratamiento de parches cuesta unas 50.000 pesetas y cada caja de bupropión 13.000 (se necesitan dos o tres para completar el tratamiento). De momento ha abandonado, pero el esfuerzo no ha sido en balde: según las estadísticas, cada vez que un fumador intenta dejar el tabaco sus probabilidades de éxito aumentan. Elena está segura de que, algún día, lo dejará. 'La próxima vez lo intentaré con el láser...', afirma.

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