España recela de sí misma

Camino del primer Campeonato del Mundo asiático de la historia, España afronta hoy (TVE-1, 21.30) ante Bosnia un partido engorroso no por el rival, que carece de todo pedigrí, sino por el momento de la cita. A punto de que la temporada baje el telón, los jugadores de José Antonio Camacho se sienten saturados. La mayoría de ellos están más centrados en los enredos aritméticos de sus clubes y un buen puñado se encuentran más pendientes de su futuro profesional que de cualquier otra cosa.

Consciente de estas trabas, Camacho ha tratado durante toda la semana de concentración de mentalizar a sus futbolistas de lo mucho que se juega la selección, obligada a liquidar el envite bosnio si no quiere verse descolgada de Austria en su grupo. 'Es normal que algunos jugadores tengan la mente en otro sitio. Pero estoy avisando de ello desde hace días', afirmó ayer el técnico murciano, que considera 'vitales' los seis puntos frente a Bosnia y, el próximo miércoles, Israel para dejar encarrilada la clasificación hasta el próximo mes de septiembre.

Como terapia colectiva, Camacho ha intentado estos días convencer a todo el que le rodea de que Bosnia no será un adversario tan fácil como se supone. Pero cuesta creer que una selección que ocupa el 72º puesto en el ránking de la FIFA y que padece gravísimos problemas internos pueda siquiera inquietar a España. Bien es cierto que el equipo español ha pasado un pésimo año, con sonoras derrotas ante el pelotón de élite y un fútbol plomizo frente a contrincantes de medio pelo como Japón. Tras esta errática travesía, Camacho ha sacado sus conclusiones y afirma con rotundidad que España debe aparcar la cuestión del estilo y ser un equipo eminentemente práctico.

El espíritu 'resultadista'

El seleccionador tiene grapado en su mente el duelo con Francia, cuando el conjunto español fue más resultadista que nunca. Definitivamente, ése es el espíritu que ahora demanda Camacho, al que el azote de los resultados le han hecho desterrar aquel estilo que hipnotizó a la hinchada al inicio de su etapa como seleccionador.

Su explícito 'nosotros jugamos a la pelota y ellos al fútbol', tras la goleada recibida ante Inglaterra, fue el primer aviso de un cambio de rumbo sobre el que ayer volvió a insistir: 'Cuando se puede jugar se juega y cuando hay que cortar se corta. La cuestión es ganar para fortalecer nuestro fútbol'.

Un fútbol cuyo máximo exponente, la selección, no ha terminado de cuajar entre los aficionados. Y Camacho se queja de ello porque considera que no se valora lo suficiente que su equipo tenga bien encaminada la clasificación: 'Hace unos años, la clasificación para un Mundial era una fiesta nacional'.

El técnico olvida que por el camino no ha habido muchas espigas, pese a lo cual lamenta que sus triunfos no produzcan el mismo alboroto que las machadas de los clubes. 'Yo fui jugador muchos años, gané muchos títulos y jamás los celebré como se celebran ahora', dijo ayer, y agregó: 'Esos actos significan mucho para las regiones y me gustaría que eso ocurriera también con España, aunque es verdad que todavía no hemos ganado nada. Si lo hiciéramos, estoy seguro de que habría tres días de fiesta'.

De momento, España necesita ganarse una invitación para la próxima fiesta, el Mundial de 2002, y un tropiezo ante la débil Bosnia, que admite sin rubor su inferioridad, podría abrir una crisis de incalculables dimensiones.

España: Cañizares; Manuel Pablo, Hierro, Nadal, Juanfran; Mendieta, Guardiola, Helguera, Luis Enrique; Raúl, y Tristán.

Bosnia: Piplica; Hujdurovic, Hibic, Varesanovic; Beslija, Akrapovic, Hota, Mujcin; Baljic; Barbarez y Bolic.

Árbitro: Helge Roy Olsen (Noruega).