Animales y Rocío
Un año más estamos en el tiempo de la romería del Rocío y, como todos los años, quiero elevar la voz en nombre de los animales para que se respeten sus derechos.
Sin los bueyes, caballos, mulas y burros, la romería del Rocío no sería la misma. En esto están de acuerdo todos los que participan en dicha romería. Sin embargo, la devoción que muestran los rocieros no se corresponde con el trato que recibe la mayoría de los animales. Todos los años se pueden ver malos tratos a los animales, algunos de los cuales mueren en el transcurso de la romería.
El año pasado murieron y fueron abandonados en el parque de Doñana por lo menos 16 caballos. Para los que defendemos a los animales, la romería del Rocío se convierte así en una de las mayores atrocidades cometida contra los seres vivos que aportan su esfuerzo sin apenas condiciones para el éxito de la cita rociera.
Yo soy un sencillo defensor de los animales, pero me atrevo a recordar que los romeros, como cristianos y católicos que son, deberían saber que el Papa Juan Pablo II, al igual que hiciera San Francisco de Asís, ha hablado del alma de los animales, criaturas de Dios, y se ha manifestado contra los malos tratos y la crueldad que los humanos ejercemos contra ellos.
Además, existe una Declaración Universal de los Derechos de los Animales que dice que toda vida animal tiene derecho a ser respetada, que ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles y que todo animal que el hombre tenga bajo su dependencia tiene derecho a un mantenimiento y a unos atentos cuidados.
La Sociedad Protectora de Animales y Plantas suele hacer públicas algunas recomendaciones y recuerda a los romeros las normas existentes para el trato de los animales, pero esto no basta, porque cada año aumentan los casos de malos tratos y muertes en el transcurso de la romería. Ya es hora de que la sociedad protectora se implique más y denuncie a los maltratadores.
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