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'Estamos hartos de los generales'

Juan Carlos Sanz

'¡Abajo la represión!', '¡Argelinos, levantaos!', '¡Estamos hartos de los generales!', '¡Fuera Buteflika!'. Las pancartas que jalonaban ayer la masiva manifestación de Argel resumían el descontento de todo un país tras una década de violencia, represión y miseria. Desde la anulación de la segunda vuelta de la elecciones legislativas de 1991, cuando el Frente Islámico de Salvación (FIS) iba a hacerse con el poder y el golpe militar que puso fin a la apertura política argelina, el país magrebí se ha desangrado con más de 100.000 muertos, en una guerra civil no declarada entre fuerzas de seguridad y guerrillas integristas.

La revuelta bereber, que amenaza con extenderse desde la Cabilia hasta la capital del país, se presenta ahora como el primer gran desafío de la sociedad argelina al poder, controlado por la jerarquía militar.

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'Cuando los generales no se ponen de acuerdo, la Cabilia cuenta sus muertos', rezaba otra de las pancartas en la manifestación de ayer. La división entre los clanes militares, algunos de los cuales tienen origen cultural bereber, se hace también patente a la hora de afrontar la revuelta de la Cabilia. Las grandes manifestaciones populares se suceden, mientras el régimen sigue manteniendo en vigor un estado de excepción que prohíbe toda protesta en la calle.

El éxito de la convocatoria del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), un partido encabezado por el líder histórico de la independencia Hocín Ait Ahmed, es además un desafío al modelo 'erradicador' del islamismo impulsado desde la cúpula militar. Como promotor de los acuerdos de la oposición en Roma, el FFS defiende desde hace años el diálogo con el FIS para alcanzar una salida democrática al conflicto. Su rival en la Cabilia, la Reagrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), sólo ha abandonado la coalición de Gobierno tras la revuelta bereber.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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