EL EMBAJADOR FUE POR LANA Y SALIÓ...
Un tribunal de lo contencioso-administrativo de Berlín ha sido testigo estos días de un insólito proceso: el embajador Henning Wegener contra la República Federal de Alemania. El Ministerio alemán de Asuntos Exteriores decidió, en mayo de 1999, el cese de Wegener en su cargo de embajador de Alemania en España y pasarlo a la situación de jubilación anticipada, dos años y dos meses antes de la edad reglamentaria. Wegener, afiliado desde hace años a la Democracia Cristiana (CDU), se sintió herido por la decisión de sus superiores y, al considerar pisoteados sus derechos, se querelló contra su propio ministerio. Ante el tribunal berlinés compareció como testigo el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Wolfgang Ischinger, para explicar los pormenores de la destitución del controvertido embajador. El prestigioso periódico Frankfurter Allgemeine informa sobre el testimonio de Ischinger, quien no se mostró nada misericorde con Wegener. Según el diario, en el proceso de Berlín no estaba en juego una decisión administrativa, sino más bien el honor herido de un alto funcionario de la vieja escuela, 'hacia el cual el nuevo ministro de Asuntos Exteriores no tenía la menor confianza'. Se achaca a Wegener el trato que daba al personal de la embajada y la lista de quejas abarca desde el conserje hasta el ministro plenipotenciario. El embajador se justificó con la situación desastrosa en que se encontró la Embajada de Madrid. Este argumento no le sirvió de nada. El tribunal berlinés falló que el pase a retiro había sido una decisión correcta. El secretario de Estado Ischinger declaró que el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, tolera una metedura de pata política, pero 'reacciona alérgico a conductas propias de un latifundista' y exige de sus altos funcionarios 'una dirección de personal moderna y humana'. O sea, el embajador Wegener hizo realidad lo de ir por lana y salir trasquilado.-
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