Filtros para la cesión autorizada de la información
¿Guardan las universidades la confidencialidad de los datos personales de sus alumnos? Aseguran que no los venden, pero en el uso que cada una hace de ellos se señalan algunas diferencias. Los alumnos de la Universidad de Santiago de Compostela reciben con el impreso de matrícula un cuestionario en el que se les pregunta si están dispuestos a ceder sus datos cuando lo soliciten empresas para hacer ofertas de empleo o encuestas; si no les importa que los colegios profesionales puedan acceder a ellos para facilitarles información y si los cederían para otras instituciones de enseñanza. El alumno podrá rellenar todas las casillas, ninguna, o hacerlo selectivamente. Si no rellena ninguna se sobreentiende que el estudiante prefiere mantener la confidencialidad.
'No los vendemos en ningún caso, sólo los cedemos', explica el secretario general de la Universidad de Santiago de Compostela, Gumersindo Guinarte. 'Recibimos muchas peticiones y, en general, los alumnos suelen autorizar la cesión de sus datos'.
Algo parecido ocurre en el resto de centros consultados. La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) es, por su carácter no presencial, la que más alumnos tiene (143.000). En este centro aseguran que esos datos no se ceden para ningún concepto y que sólo se les pregunta a los estudiantes si quieren hacer uso de los servicios académicos por Internet, porque en ese caso sus datos aparecerán. 'Si no quieren, pues nada'.
Permisos internos
En la Universidad Complutense de Madrid 'se cumple estrictamente la Ley de Protección de Datos', explican. Ni siquiera se los ceden a los centros propios. Y en la Politécnica, también de Madrid, los datos se usan para hacer estudios sociológicos, pero no salen de la universidad. Se les pide autorización a los estudiantes, y, además, antes de usarlos, hay que pasar otros permisos internos.
En la Universidad Autónoma de Barcelona el alumno tiene la oportunidad de autorizar el uso de sus datos para 'cuestiones académicas internas o externas'. Pero se necesita además el permiso del área de Asuntos Institucionales. Ese proceso no siempre se hace de forma directa, sino que a veces es la universidad la encargada de distribuir entre los estudiantes la información que quieren hacerles llegar las empresas.
En la Universidad de el País Vasco no se consulta a los alumnos porque una resolución del Rectorado aclaró que 'sólo se podían usar para fines académicos internos'. Y en la de Salamanca, la matrícula ya especifica que esos datos no se usarán más que para estadísticas anónimas e internas.
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