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Columna
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Del cielo y la tierra

El Centro Cultural Montehermoso de Vitoria, esa curiosa combinación de palacio episcopal y deposito de aguas, expone hasta el mes de junio dos exposiciones fotográficas de indudable interés. Bajando las rampas, en el subterráneo destinado antiguamente a depósito, repartida en un pequeño bosque de columnas y arcos, se encuentra La Tierra vista desde el cielo del francés Yann Arthus-Bertrand. En el primer piso, Propuesta 00 nos ofrece un repaso de la fotografía española contemporánea a partir de trabajos elegidos de algo más que una veintena de autores de indudable prestigio.

El trabajo realizado por el fotógrafo francés a lo largo de cuatro años se expone simultáneamente, con exultante despliegue técnico, en distintos países europeos. No en vano está patrocinado por la Unesco y financiado por Fujifilm, Corbis y Air France. Su visionado resulta especialmente atractivo. Nos presenta a vista de pájaro un recorrido impactante sobre el planeta Tierra. El espectáculo deslumbra a los visitantes, que manifiestan su asombro sin pudor. Es un inventario de paisajes idealizados, sublimados por esa fantasía que es volar por donde uno quiere. Con el poder de seducción de un cromatismo robado al arco iris, lo pintoresco y original de los escenarios devuelven el gusto por el viaje y la aventura. La belleza de las tomas hace que pierdan su valor documental e instauren un espacio impresionista. Así se convierten en una evocación poética de una geografía a veces intervenida por el fragor humano y otras en absoluta virginidad.

Las imágenes, recogidas en un voluminoso libro, vienen de los cinco continentes. De Lanzarote a los islotes del Pacífico, de los hielos de Siberia a las ondulantes arenas del desierto. Aunque de manera esquemática los contenidos se reparten en diez capítulos, el abanico es muy amplio. En él encontramos vestigios que son memoria de la humanidad, tesoros culturales donde está presente la ciudad, las explotaciones agrícolas, la población, el clima, las heridas ecológicas y también una proyección positiva hacia el futuro. Todo ello con excelente valor didáctico, ensalzando la naturaleza y poniendo en cuestión algunas de las intervenciones humanas en su medio ambiente.

Por lo que respecta a la Propuesta 00 sobre fotografía española contemporánea, nos encontramos inevitablemente con un combinado de productos que bien podría compararse al gazpacho andaluz: sabroso, pero indefinido en su conjunto. Cada uno de los elementos destila su propia personalidad, tienen distinto color, sabor y tersura. Así, la fotografía en nuestro país, al igual que en otras partes del mundo, atraviesa una etapa de transición donde quizás deban redefinirse formas y estilos de manera más acorde con los tiempos que corren. ¿Será posible? No debiera ser complicado para teóricos bien forjados, pero la globalización o quizás el mestizaje, cuya onomatopeya es más progre, lo pone difícil. Poco importa cuál sea el tema, la fotografía acepta aspectos de la escultura, de la pintura, del dibujo, de la cibernética, del cómic (novena de las bellas artes), de la poesía o incluso de la música. La universalmente aceptada combinación de técnicas y disciplina nos ha llevado a un confuso laberinto sólo apto para los que se dejen acariciar por la corriente, donde los buscadores rígidos y estrictos no tienen fácil encontrar la salida.

Ante este panorama es de agradecer que de manera regular se nos tenga informado de qué punto de la estrella soplan los vientos a la fotografía. El mérito lo lleva en esta ocasión la Dirección General de Bellas Artes. Entre los autores elegidos, Carlos Cánovas nos muestra una mirada sabia, repleta de estética y misterio; Ouka Lele vive su mundo de sueños en color; Eugenio Vizuete inventa imágenes que llegan del futuro; Rosa Muñoz sofistica el retoque de los modelos y, dentro del amplio y magnifico listado que se ofrece, Chema Madoz es capaz de hacer vivir lo imposible. Una cita obligada para aprender cómo son algunos vericuetos de la fotografía.

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