La izquierda italiana gana las alcaldías de las principales ciudades, según los sondeos
El Olivo conserva el gobierno de Roma, Turín y Nápoles en unos comicios con alta participación
Los datos, que señalan un resultado ajustado en cualquier caso, proceden de una proyección de voto realizada por el instituto Abacus de Milán, sobre 90 secciones electorales en cada una de las urbes. En el caso de Turín, con un 60% de los votos escrutados, los resultados coincidían notablemente con la proyección que otorgaba una victoria al centro-izquierda con el 52,6% de los sufragios, frente al 47,4 del centro-derecha. Las proyecciones para Roma hablaban de una victoria para Walter Veltroni del 52% y en Nápoles para Rosa Russo Jervollino del 52,3%.
Veltroni, virtual alcalde de Roma, compareció entusiasta ante los medios de comunicación y se refirió al resultado como "un primer síntoma de la recuperación de la izquierda". Su adversario, Antonio Tajani, un ex periodista de Il Giornale, el diario de la familia Berlusconi, no consiguió superar el 48% de los sufragios, apenas dos puntos más de los obtenidos en la primera vuelta, pese a contar con el apoyo de 11 listas.
Tampoco consiguió su compañero de filas de Turín, Roberto Rosso, superar al candidato de El Olivo, Sergio Chiamparino, nuevo alcalde de Turín y continuador de la administración de Valentino Castellani. Chiamparino apareció ante las cámaras con su habitual expresión seria para agradecer a los votantes la confianza puesta en él.
En el cuartel general del centro-izquierda en Nápoles se esperaba la confirmación de una victoria de Rosa Russo Jervollino, que los militantes y simpatizantes de El Olivo se disponían a celebrar como una pequeña revancha después del descalabro electoral de hace dos semanas, cuando el centro-derecha se alzó con el triunfo en las elecciones generales. Jervollino interpretó la ventaja en los sondeos como un triunfo definitivo y aseguró que su elección significa "una victoria de la política limpia".
Sin caos electoral
La afluencia a las urnas fue ligeramente más alta que en la primera vuelta, ya que ayer votó el 66% de los 6,4 millones de italianos con derecho a sufragio, lo que significa una verdadera prueba de civismo después del desastre organizativo de hace dos semanas.
El Ministro de Interior, encargado de la organización de la consulta, tomó todas las medidas para evitar que se repitiera el desastre que bloqueó las sedes electorales ese día, cuando coincidieron las elecciones generales con la primera vuelta de las administrativas de ayer. Se aumentó el número de cabinas para que los electores pudieran votar sin tener que esperar en interminables colas, se colocaron decenas de sillas en los distintos colegios y hospitales habilitados como sedes electorales, pensando en los ancianos que acudirían a votar, y se reforzó con unos 2.500 agentes de policía la seguridad, especialmente en Nápoles, donde el 13 de mayo se produjeron incidentes graves cuando grupos de ciudadanos exasperados por las largas esperas destrozaron urnas y papeletas.
La victoria de El Olivo en Roma, Nápoles y Turín, que los primeros datos de escrutinio real empezaban a confirmar de madrugada, supondrán una inyección de optimismo para la coalición. Las tres ciudades, gobernadas por el centro-izquierda durante los últimos ocho años, se habían convertido en una especie de símbolo de una hipotética remontada de El Olivo, aunque persistía el temor a una definitiva barrida del centro-derecha.
La batalla más dura se desarrollo en Roma, donde, tanto el primer ministro in pectore Berlusconi, como su rival en El Olivo, Francesco Rutelli, se han involucrado directamente en la campaña. La victoria romana tiene un incalculable valor personal para el candidato a alcalde, Walter Veltroni, de 45 años, que ha anunciado ya su dimisión como secretario general de los Demócratas de Izquierda, el ex PCI, que ha sufrido un revés histórico en las urnas el pasado 13 de mayo. Para Veltroni, el Campidoglio era la única alternativa a la catástrofe política.
El Olivo podrá dar un suspiro de alivio y afrontar una legislatura en la oposición de manera ordenada y hasta optimista. En Roma, Veltroni tendrá que cohabitar con una administración provincial, regional y central del centro-derecha, mientras en Nápoles, la nueva alcaldesa, Jervollino, contará con el apoyo de la región, presidida por el verdadero rey de Nápoles, Antonio Bassolino, ex alcalde de El Olivo y presidente de toda la región.
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