El descarrilamiento del tren de La Pobla cuestiona la seguridad de una línea en la que Renfe no invierte
Uno de los vagones del tren que realiza el trayecto entre Lleida y La Pobla de Segur (Pallars Jussà) descarriló ayer sin que resultara herido ninguno de los 24 pasajeros que viajaban en el convoy. El accidente, que obligó a suspender el tráfico ferroviario y a organizar un servicio de autobuses entre Balaguer y La Pobla, ha vuelto a cuestionar la seguridad de una línea que se halla en pésimas condiciones debido a que Renfe no ha realizado inversiones importantes desde hace décadas. El percance se produjo pasadas las tres de la tarde entre Santa Linya y Àger, en dirección a La Pobla. Renfe dijo desconocer las causas del descarrilamiento y cuándo se podrá restablecer el tráfico.
Pese al desmentido de Renfe, existen muchas probabilidades de que este incidente, que no es el primero que sufre en los últimos años el denominado tren de La Pobla, haya sido provocado por el mal estado de las vías por falta de inversiones para modernizar la línea. Además, ha coincidido con el momento más álgido de una polémica institucional por el frustrado traspaso del tren a la Generalitat, que se niega a pagar los 1.250 millones que ahora le reclama el Gobierno central por la titularidad de la línea. La parte catalana de la comisión de traspasos considera que esta reclamación es inaudita e incomprensible, dado que existía un compromiso para traspasar la línea antes de diciembre de 2000, una vez invertidos 1.830 millones en su modernización. Cinco meses después, la operación sigue sin materializarse y parece haber entrado en un callejón sin salida.
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