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Columna
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Cigarras

Está claro, los andaluces no tienen arreglo, en cuanto oyen palmas, un tambor o una guitarra, organizan la juerga tirando de cartera como sultanes (es la sangre oriental, apasionada y derrochadora), pasan de todo y, ¡hala!, a gastar se ha dicho.

Según un reciente informe sobre el ahorro eso es lo que pasa en esta tierra y con tal proceder los ciudadanos de Cádiz, Córdoba, Almería, por mencionar algunos lugares, no ahorran un duro y debido a ese carácter tan proclive a la zambra y otros bailes que dan alegría al cuerpo, esta es la comunidad autónoma española que menos dinero privado guarda en las cajas de seguridad de los bancos u otras entidades financieras.

Irresponsables, eso es lo que aquí abunda: mucho inconsciente que se gasta en comer el dinero del paro agrario o del otro. ¿Es que no se dan cuenta, almas cándidas, de que los billetes están para ser ingresados urgentemente en la cartilla y así lucir, al menos, una anorexia elegante?.

¿Y qué decir sobre esos jóvenes cuyos flamantes contratos fijos discontinuos llenan sus bolsillos de pesetas, mañana euros, y las cabezas de pecaminosas y arriesgadas intenciones? Tanta botellona, con lo bien que se está en casa haciendo manitas por debajo de la mesa o jugando a la brisca y no practicando guarradas para tener que solicitar luego la píldora esa de Satanás Vallejo.

No señor, los muchachos y muchachas han de reservar el salario mínimo interprofesional que perciben de vez en cuando para el día de mañana, así, a la hora de contraer nupcias, no sólo llegarán intactos al matrimonio sino que también poseerán, gracias a la previsión, unos dinerillos con los que pagar alguna emergencia. Por ejemplo, al fontanero.

Eso la juventud. Pero, aunque duela, no se puede dejar de lado el abominable proceder de las gentes del mar; Barbate, Huelva y otras zonas costeras, son claros exponentes de la ligereza en cuanto al uso del vil metal se refiere, que distingue de modo desfavorable a los nativos del Sur.

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Los pescadores y armadores están ahí, mano sobre mano, sin dar un palo al agua, cobrando una cantidad fija todos los meses e incluso haciendo chapuzas. Y todo eso con menos gastos que antes, porque si no encienden los motores de los barcos no consumen gasoil, con lo caro que está.

¿No deberían semejantes individuos apartar, aunque fuera nada más que el monto del combustible, para meterlo en una cuenta?. De esta manera cuando la CE y el Gobierno les retiren la asignación, tendrán para tirar unos meses más.

Es lo que pasa, que en Andalucía, donde hay el mayor índice de paro de la Comunidad Europea, donde los sueldos son los más bajos de España, aquí que se sufre la más tremenda precariedad en el empleo, la gente no reserva nada y se queja de no poder llegar a fin de mes y que prefieren ir a la feria antes que al psiquiatra.

Menos mal que dos filantrópicas cajas de ahorros se han fusionado creando una nueva más gorda y con nombre evocador: Alcaja. A ver si así se anima el personal y rascándose un poco más el bolsillo meten ahí lo que les sobre. Y si no lo tienen, que lo pinten.

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