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Columna
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Tufillo

En el tortuoso proceso de fusión de las cajas sevillanas se han esgrimido todo tipo de argumentos sentimentales, pero aún estoy esperando que alguien explique el asunto desde la simple racionalidad económica. Sospechosamente, los que se dicen empresarios son los que más han abundado en las sinrazones del sentimiento. La verdad es que esta fusión es cada día más rara. En la última semana, más que rara es ya directamente dadaísta.

Ahora tenemos que, tras conocerse las irregularidades detectadas por el Banco de España, el PP defiende a muerte a los presidentes de las cajas, que son militantes socialistas, en lugar de pedir responsabilidades al PSOE por haberlos nombrado.

Qué misterioso. Así como las disensiones en el PSOE sobre la fusión cabría atribuirlas al crónico cainismo del Partido Socialista, el apoyo del PP a Beneroso & Benjumea no es tan fácil de explicar. Lo cierto es que tanto Javier Arenas como Antonio Sanz le han echado mucha pasión, como si les fuera algo en ello.

Por su parte, la presidenta del PP andaluz, Teófila Martínez, ha dado muestras de su exquisito despiste. Ha hecho una peregrina defensa del dúo sevillano más famoso desde los tiempos de Rinconete y Cortadillo. Al hilo de las críticas del PSOE, sentenció: 'Un político que nunca ha creado un puesto de trabajo con el riesgo de su dinero carece de conocimiento de causa para enjuiciar las decisiones de un empresario que lleva toda su vida dedicado a ello'.

Caramba. Sabía que por aquí teníamos bastante confusa la idea de qué es un empresario. Habitualmente, se tiende a confundirlos con simples comisionistas. Pero afirmar que Beneroso & Benjumea son empresarios y llevan toda su vida en ello ya parece demasiado. Sí es posible que hayan arriesgado dinero -demasiado, según el Banco de España-, pero en ningún caso era dinero propio. Ése es justamente el problema.

El filantrópico dúo está nervioso. Si no, no se explica cómo se les ocurrió atacar al mismísimo líder indiscutible en un par de artículos en la prensa sevillana. Al hacerlo pusieron en su contra a todo el PSOE y, probablemente, salvaron del cese a la consejera de Economía, que tenía un pie en la calle.

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¿Por qué tantos nervios? Exculparse además denunciando una conspiración no es una buena idea. Aunque sólo sea por superstición hay expresiones a evitar. Eso de la conspiración está tan visto: Mario Conde, De la Rosa, Roldán...

Permita el lector que use argumentos irracionales como la superstición o la intuición, pero ya les he dicho que en este asunto no hay una chispa de racionalidad y no voy a ser yo quien se la ponga. Les confieso que todo esto me da cierto tufillo desde que observé que el que fue el más melifluo hagiógrafo de Mario Conde en la prensa nacional es ahora ferviente seguidor de Beneroso & Benjumea.

Qué quieren que les diga, si yo fuera Manuel Chaves no firmaba un solo papel sin enviar por delante una inspección de la Consejería de Economía. Quizá así podamos entender tanto misterio.

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