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Izquierda y derecha francesas se fragmentan en el debate sobre la autonomía para Córcega

Parte de la oposición se muestra a favor de la ley si se rebaja el poder legislativo de la isla

El proyecto también prevé que se ofrezca a todos los alumnos de primaria el aprendizaje del corso, si bien no se obligará a nadie a estudiar esta lengua. 'Una veintena de diputados de derecha votará a favor', pronosticó el presidente de la Asamblea, Raymond Forni, en alusión a centristas de Unión por la Democracia Francesa (UDF) y otros del Grupo Liberal. Los ex primeros ministros Édouard Balladur y Raymond Barre se encuentran entre las personas destacadas de la derecha moderada que se declaran dispuestas a no bloquear el proyecto de ley, votando a favor o absteniéndose.

El ambiente de la Asamblea Nacional era apasionado en este primer debate. Tras un año y medio de discusiones entre el Gobierno de París y las fuerzas políticas de la isla, el abanico de opiniones entre los diputados del Parlamento nacional transgrede las fronteras habituales entre izquierda y derecha.

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Desde los que creen que hay que elegir 'entre la ley o la bomba', hasta los que invitan a convertir el proyecto en una prueba de diálogo con el nacionalismo, la Asamblea se encuentra abocada a conceder a Córcega unos poderes verdaderamente pequeños, en relación con el que tienen las autonomías españolas, por ejemplo; pero poderes, al fin y al cabo, de los que carecen el resto de las regiones francesas.

Otras aspiraciones

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Detrás de Córcega se temen otras aspiraciones autonomistas: Bretaña, Alsacia o el País Vasco francés. 'Transferir competencias es normal, pero si se decide hacerlo en el caso de Córcega, ¿por qué no también en otros?', se pregunta el ex presidente Valéry Giscard d'Estaing.

Jean-Louis Debré, jefe del grupo parlamentario de Unión por la República (RPR), el más grande de la oposición, se mostró muy duro en los pasillos de la Asamblea Nacional: 'Este texto prepara la independencia', afirmó, antes de añadir que 'no ha sido elaborado con partidarios de la descentralización, sino con militantes de la independencia'.

Su toma de posición, que podría interpretarse como un golpe de autoridad dentro de su grupo, contrasta con los diputados de la oposición moderada que se muestran sensibles al llamamiento del presidente de la Asamblea de Córcega, José Rossi. Este militante liberal, miembro del partido liberal, argumenta que la derecha 'no tendrá otra opción que continuar con el proceso iniciado para mantener la paz civil en Córcega', en caso de que gane las elecciones del año próximo. El presidente del Partido Liberal, Alain Madelin, ha anunciado un voto a favor del proyecto.

Los argumentos de este sector liberal son compartidos por un diputado y ex ministro del RPR, Nicolás Sarkozy, quien pidió ayer que la cuestión corsa no se convierta en partidista. 'Nosotros, mañana, en el poder, ¿podríamos seguir otros caminos que no fueran los del diálogo?', se preguntaba desde las páginas de Le Monde.

La rebaja del techo previsto para el estatuto de autonomía de Córcega, que gusta a la oposición moderada, constituye en cambio el motivo alegado por los cuatro grupos nacionalistas de la isla que han decidido unificarse en un partido independentista. Uno de los jefes históricos del autonomismo corso, Edmond Simeoni, declaró al diario Le Parisien que el movimiento independentista se va a radicalizar y pronosticó 'acciones fuertes'.

En vísperas del examen parlamentario del proyecto de ley sobre la autonomía corsa, la tensión es evidente entre los nacionalistas, algunos de los cuales se creen traicionados por el Gobierno. François Sargentini, miembro de la dirección provisional del nuevo partido secesionista Indipendenza -creado el domingo pasado- alza el tono también por el futuro de los 'prisioneros políticos corsos' -los detenidos o presos por hechos violentos-, cuestión que no ha sido integrada en el proceso de conversaciones.

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