_
_
_
_
Reportaje:

Pocos cerebros para la investigación

Los dos bancos de tejido cerebral que hay en España piden un aumento de las donaciones para poder avanzar en la exploración de las enfermedades neurodegenerativas

Las neuronas no se relacionan entre sí por continuidad, sino por contigüidad. Con esta sentencia, Santiago Ramón y Cajal establecía su teoría de la neurona y ganaba el Nobel en 1906. El famoso histólogo tuvo que analizar múltiples muestras de tejido neuronal hasta desentrañar el funcionamiento del sistema nervioso. Hoy, los métodos aplicados a la investigación neurológica no han cambiado y continúan requiriendo la disección de cerebros. Pero la escasa donación de este tejido dificulta el estudio de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.

Para responder a estas deficiencias se empezaron a crear en EE UU, a principios de los años sesenta, los primeros bancos de cerebros, donde se almacenaban muestras de tejido neurológico. En España, su aparición fue más tardía, y de hecho en la actualidad sólo existen dos centros de este tipo, uno en Barcelona y otro en Madrid.

'El objetivo del banco de cerebros es proporcionar material a los investigadores para el estudio de las enfermedades neurológicas. Hay que tener en cuenta que muchas de estas dolencias no tienen su correspondencia en los animales, con lo cual éstos no sirven como conejillos de Indias. Además, el cerebro es un órgano sobre el cual no se pueden practicar biopsias. De modo que el análisis del cerebro post mórtem es la única forma de estudiar las enfermedades neurológicas', explica Patricia Belalcázar, gerente del Banco de Tejidos para Investigaciones Neurológicas de Madrid.

Los estudios actuales se centran en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Los bancos necesitan dotarse de cerebros de personas que hayan sufrido alguna de estas dolencias, pero también de cerebros sanos que permitan establecer comparaciones y dar validez científica a las investigaciones.

Diseccionando las causas

'El estudio de los cerebros nos permitirá identificar las causas de enfermedades sobre las que todavía se sabe muy poco', afirma Eduardo Tolosa, director del Banco de Tejidos Neurológicos del hospital Clínico y la Universidad de Barcelona. 'Por ejemplo, en este último año, mediante el estudio de los cerebros de seis individuos, hemos demostrado que la demencia tardía que afecta a un 20% de los enfermos de Parkinson está producida por una extensión en toda la corteza cerebral de inclusiones de una proteína llamada alfasinucleína, y no por una enfermedad de Alzheimer asociada, como hasta ahora se creía'.

La existencia de bancos de cerebros con programas de donación permite seguir los casos desde el inicio de la enfermedad hasta la muerte del paciente. 'De este modo, cuando el individuo fallece y se practica la autopsia del cerebro es posible establecer correlaciones entre los síntomas externos que presentaba en vida y lo que encontramos en el cerebro cuando lo estudiamos. Y relacionar la realidad clínica del paciente con la realidad fisiológica de su cerebro', asegura Eduardo Tolosa.

A pesar de la importancia de este tipo de tejidos para la investigación, la donación de cerebros en España es muy limitada. El banco de Barcelona tiene 190 almacenados desde su creación, hace 10 años, y el de Madrid, 136 recogidos durante sus cinco años de funcionamiento. Las creencias religiosas o el desconocimiento son las causas de este bajo índice de cesión de órganos en un país que ocupa los primeros puestos del mundo en donación de órganos para trasplantes. 'En este caso, lo que actúa como una motivación para que los pacientes se hagan donantes es el hecho de tratarse de enfermedades en las que el diagnóstico no puede establecerse con certeza durante la vida y sólo a través de la autopsia se puede conocer con exactitud la dolencia que padecía el paciente', apunta Patricia Belalcázar.

Así, el deseo de conocer la causa real de muerte mueve en muchas ocasiones a los familiares a firmar la autorización de la autopsia. 'En la medida en que muchas de las enfermedades neurológicas estudiadas tienen un carácter hereditario, muchas familias tienen interés en determinar la presencia en la familia de una determinada dolencia con la esperanza de prevenir futuros casos si es posible', matiza Tolosa.

'Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas'. Esta célebre frase de Ramón y Cajal podría aplicarse también a la investigación neurológica actual. Los tejidos neurológicos no duran. Hay que hacer algo con ellos. Entregarlos a un banco es el mejor modo de contribuir al progreso de la medicina.

Tras la pista de los priones

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_