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Columna
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El necesario diálogo

Hoy vota el pueblo vasco la constitución de su Parlamento. A partir de mañana, y si los resultados son más o menos los que han pronosticado las diversas encuestas -incluida la del CIS, perdida y hallada en el templo de la Moncloa- o los políticos pertenecientes a los dos bloques, el nacionalista y el llamado constitucionalista, abren un turno de negociaciones para constituir un amplia mayoría parlamentaria que dé respaldo a un gobierno en el que se encuentre representado un amplio sector de la sociedad vasca o no habrá más remedio que convocar, de nuevo, elecciones. Ni un gobierno formado exclusivamente por PNV-EA y presidido por Ibarretxe, ni un gobierno formado por el PP-PSOE y presidido por Mayor Oreja, pueden llevar a cabo, sin sobresaltos, la legislatura que con estas elecciones debe iniciarse. La campaña electoral -y la precampaña- ha sido lamentable desde todos los puntos de vista. Primero, por las descalificaciones -cuando no los insultos- que entre unos y otros se han lanzado. Segundo, porque nadie ha aportado un programa político para el desarrollo del pueblo vasco en el terreno de la economía, la educación, la cultura, la política social, la industria, la agricultura y la pesca, etc. El enfrentamiento se ha centrado en conseguir la paz y la libertad para Euskadi y, por tanto, acabar con el terrorismo de una vez por todas. Ambos bloques pretenden lo mismo: acabar con ETA. Sucede, sin embargo, que ninguno de los dos lo ha conseguido hasta ahora. Y los dos han tenido responsabilidades de gobierno. Los nacionalistas en Euskadi y los constitucionalistas en España. Pero ni los nacionalistas del PNV gobernando en Euskadi durante 20 años -gran parte de ellos en colaboración con el PSOE- ni los del PP durante casi cinco años de gobierno en España, con la responsabilidad de la lucha antiterrorista en manos de Mayor Oreja, ni anteriormente el PSOE, durante más de 13 años en La Moncloa, han conseguido acabar con ETA. A pesar de sus intentos. Fallaron las conversaciones del PSOE con ETA en Argel. Y falló el intento del PNV con el llamado Pacto de Lizarra, en que se alcanzó una tregua que duró más de un año pero que, finalmente, fue ETA quien rompiendo la tregua rompió el pacto. Esto de Lizarra ha sido aprovechado para demonizar al PNV y acusarle de connivencia con los terroristas. Cabría recordar -porque parece que los señores del PP lo han olvidado- que el 12 de octubre de 1998, al hacerse pública la Declaración de Lizarra, el presidente del PP en Euskadi, Carlos Iturgaiz, declaró lo siguiente: 'Sería fenomenal si los nacionalistas logran convencer a ETA'. No lo consiguieron por culpa de ETA. Pero parece ser que al presidente del PP en Euskadi no le pareció mal el intento. Tampoco al presidente Aznar quien, aprovechando la tregua, mandó una embajada a Suiza a entablar negociaciones con ETA.

En resumen, que después de los resultados de esta noche, si unos y otros, nacionalistas y no nacionalistas, quieren de verdad acabar con el terrorismo y traer la paz y la libertad a Euskadi, no tendrán más remedio que sentarse a una mesa para hablar, dialogar, ese verbo que tanto les molesta a los señores del PP y sus palmeros mediáticos. No hay otra salida. Pienso que el PSOE podría tener aquí una intervención importante convocando al diálogo a todos los partidos democráticos. Si algunos no le hacen caso... allá cada cual con sus responsabilidades.

fburguera@inves.es

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