Dimite un ministro brasileño, acusado de corrupción
El ministro de Integración Nacional de Brasil, Fernando Bezerra, dimitió ayer de su cargo acusado de estar involucrado presuntamente en el escándalo de corrupción de la Amazonia. Abandonado por su partido, el PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño) y sin apoyos del presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, que se sintió "traicionado" por él, acabó dejando el cargo a pesar de que, desde que explotara el caso en la prensa, se había declarado inocente asegurando que no dimitiría.
Ayer mismo, tras haber insistido para ser recibido por el presidente Cardoso, salió del Palacio de la Presidencia afirmando que no iba a dimitir. Pero minutos después reunió a la prensa y, en una entrevista colectiva, retransmitida en directo por la televisión del país, anunció su renuncia al ministerio "por falta de apoyo político".
El ministro dijo que su partido le había dejado solo ante las denuncias de la prensa de haberse enriquecido con su empresa Metasa, creada para producir hierro en el plan de desarrollo económico de la Amazonia (la mayor parte de los proyectos aprobados con créditos del Estado no se llevaron a cabo).
Cambio de partido
Enfadado con su partido, Bezerra lo ha dejado y va a ingresar en el PTB (Partido de los Trabajadores Brasileños), en el que desea concurrir para Gobernador de Río Grande del Norte. Por lo pronto, a partir de mañana vuelve a su escaño del Senado, y, con cierto aire de provocación, dijo que iba a suscribir la petición de la creación de una Comisión de Investigación sobre la corrupción política. "Quiero que el Senado", dijo, "comience investigando mis empresas".
Pero, precisamente ayer, el diario Jornal de Brasil publicó nuevas revelaciones sobre presuntos privilegios recibidos por el ministro saliente de la Confederación Nacional de Industria (CNI), entidad de la que era presidente hasta el día de ser nombrado ministro.
Según el diario, el ministro habita en una mansión de lujo en el lago Sur, en Brasilia, que pertenece al CNI, quien además pagaba algunos de sus asesores de imagen con sueldos de 9.000 euros al mes, así como a la empresa que cuida de la seguridad de dicha mansión, cuyo costo mensual se calcula en cerca de 12.000 euros.
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