Lo transversal
Un término comienza a abrirse camino en el escenario político de Euskadi, siempre ávido de conceptos nuevos que coloreen la grisura monotemática del debate sobre el ser y el decidir vascos. Es el de 'transversalidad'. A la vista de los aciagos resultados del experimento de construcción nacionalista (no nacional) de Lizarra, y ante el temor a lo desconocido que inspira en algunos sectores la posible llegada de Mayor Oreja a Ajuria Enea, se reclama lo 'transversal'; lo cruzado frente a lo puro. Se pide la vuelta a la colaboración en el gobierno de nacionalistas y no nacionalistas (PNV y PSE) ya probada durante 12 de los 20 años que lleva en el poder el partido de Arzalluz. Sin embargo, el término no encaja con la pasada cohabitación de peneuvistas y socialistas. Algunas de las políticas de esos ejecutivos de coalición merecen el adjetivo de transversales, pero los gobiernos en sí fueron equipos paralelos unidos con la cinta adhesiva del poder.
De los pocos ensayos de transversalidad habidos en el País Vasco, el más sobresaliente fue el protagonizado por Euskadiko Ezkerra (EE), el desaparecido partido de Bandrés, Onaindía y Aulestia. Aquella Izquierda de Euskadi surgida de la evolución política de la ETA de los setenta pretendió la síntesis, acaso imposible, de nacionalismo y socialismo democráticos en sus diversas gradaciones. Quiso sacar la política vasca del carril de las identidades excluyentes para insertarla en el eje oblicuo que permite las pertenencias múltiples y sitúa la discusión política en el carácter más o menos progresista, más o menos integrador e igualitario, de los proyectos en liza. En los tiempos de desolación que se están viviendo en el País Vasco, muchos añoran aquella EE de influencia desproporcionada respecto a su peso electoral, que hizo de puente entre las dos orillas, casó voluntades y trenzó gran parte de los proyectos de consenso que aguantan en pie.
Se preguntan también si con EE en activo hubiera quebrado el Acuerdo de Ajuria Enea, que urdió y sostuvo en gran medida, y suponen que a lo mejor su ascendiente habría evitado las derivas posteriores. Pero sólo son conjeturas. EE se partió hace una década por la línea de soldadura de lo nacional, y la causa de la transversalidad sigue todavía huérfana en Euskadi.
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