El Papa reza en la mezquita de Damasco por el perdón entre cristianos y musulmanes
El Pontífice pide en Damasco que cristianos y musulmanes se perdonen mutuamente
El gran muftí de Damasco, Adman Koftano, de 86 años, recibió a Juan Pablo II, que este mes cumplirá 81, en una pequeña sala contigua a la mezquita con una taza de café en la mejor tradición hospitalaria árabe. Momentos después, un cardenal quitaba los zapatos al Pontífice y le calzaba unas babuchas blancas con las que Wojtyla entró en la mezquita seguido por un largo cortejo de clérigos musulmanes, católicos, ortodoxos y drusos. La única ausencia importante fue la del patriarca maronita de Beirut, quien no acudió a Damasco en protesta por la presencia en Líbano de 35.000 soldados sirios, que controlan de hecho el país.
El Papa oró ante la tumba de San Juan Bautista y luego escuchó la alocución que le dirigió el gran muftí de Damasco, quien, en la misma línea de las autoridades sirias, lanzó un duro ataque a Israel. 'A pocos kilómetros de aquí hay un lugar santo que forma parte de esta tierra y allí está la cuna de la cristiandad y la mezquita de Al Aqsa: Jerusalén. Palestina siempre ha vivido en paz y seguridad, pero en nuestros días no vive ya así, y es porque con la creación del Estado de Israel no se quiere dejar en paz ni a cristianos ni a musulmanes', señaló Koftano.
Juan Pablo II comenzó a leer en inglés su respuesta, pero, fatigado, cedió la labor a uno de sus cardenales, quien leyó en árabe su mensaje. 'Por todas las veces en que los musulmanes y los cristianos se han ofendido recíprocamente, debemos pedir el perdón del Omnipotente y ofrecernos el perdón los unos a los otros', dijo y pidió a los docentes de ambas religiones que enseñen a los jóvenes en un diálogo respetuoso 'y nunca como una comunidad en conflicto'.
Por la mañana y ante más de 50.000 personas en el abarrotado estadio de Damasco, Juan Pablo II celebró una misa en la que insistió en la necesidad de que en Siria se construya una sociedad 'fraterna, justa y social donde el hombre sea reconocido plenamente en su dignidad humana y en sus derechos fundamentales'. Numerosos cristianos procedentes de Líbano se desplazaron hasta la capital siria para asistir a la ceremonia religiosa, en la que el acto penitencial fue cantado en español. En el altar, Juan Pablo II declaró que 'cristianos, musulmanes y judíos están llamados a trabajar juntos para que pronto llegue el día en el que se respeten sus derechos legítimos'.
Las palabras contra Israel del presidente sirio, Bachar el Asad, durante la ceremonia de bienvenida al Papa han causado un profundo malestar en Israel, donde en algunos sectores se ha exigido a la Iglesia que se pronuncie sobre esta actitud antiisraelí. El portavoz del Vaticano, el español Joaquín Navarro Valls, reconoció ayer que las palabras de El Asad habían sido duras, pero añadió que, en cualquier caso, la postura de la Iglesia es muy clara en contra del antisemitismo.
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