México reduce en 600.000 millones el gasto público para frenar la crisis

Difícilmente podrán crearse los 700.000 empleos prometidos, admitió el ministro de Trabajo, Carlos Abascal, y el crecimiento real del PIB, de acuerdo con la mayoría de los pronósticos, apenas superará los tres puntos. 'No hay ninguna emergencia. La economía está más sólida que nunca', quiso tranquilizar el jefe de Gobierno.

Las medidas de ahorro, que serán publicadas esta semana, incluirán venta de activos del Estado, entre ellos media docena de empresas públicas no rentables, jubilaciones anticipadas, y otros gastos considerados superfluos. Los fondos disponibles serán canalizados hacia programas de desarrollo social, becas y financiación de los sectores más necesitados de una sociedad con más de 40 millones de pobres, el 40% de la población total. El espacio de actuación del gobierno mexicano, de todas formas, es reducido ya que, aunque dispone de 40.000 millones de dólares en reservas, cerca del 90% del presupuesto está comprometido con las servidumbres de la deuda interna y externa, y los salarios de dos millones de funcionarios. Apenas si cuenta, por tanto, con un 10% de presupuesto programable.

Ese ahogo, y el hecho de que la recaudación tributaria sea apenas el 11% del PIB, contra cerca del 40% en Europa, y el 61% en Suecia, obligó a preparar una reforma fiscal que probablemente será rechazada por el Congreso en sus actuales términos al incluir un IVA del 15% a alimentos y medicinas, que ha levantado un vendaval de protestas y cuya aprobación asusta a los políticos. 'Habrá que esperar a conocer las medidas que anunciará el presidente Fox, pero debe reconocerse que el margen de maniobra es muy limitado como para impulsar una política fiscal o monetaria expansiva', opinó Sergio Kurczyn, analista del grupo Banamex-Accival.

Llueve sobre mojado, pues en el primer trimestre de este año la economía mexicana perdió 97.000 empleos, según el Banco de México. Este país exporta a Estados Unidos el 87% de sus productos y esa dependencia lo hace especialmente vulnerable a los vaivenes de la economía del socio. Durante ese primer trimestre, México creció sólo a un ritmo del 2%, frente a una tasa del 7,7% en el mismo periodo, y del 5,1% el cuarto trimestre. El banco central redujo su previsión para 2001 hasta el 3%. Recientemente, Fox y su gobierno entraron en colisión con el instituto emisor al insistir en un 4,5%. Todo apunta a que finalmente las nuevas previsiones oficiales refrendarán más los cálculos del Banco de México que los del Ejecutivo.

Menor previsión de PIB

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que México forma parte, avizora un PIB del 3,7% y el Fondo Monetario Internacional (FMI), un 3,5%.

'Seguimos pensando en cifras de empleo en alrededor de 600.000 a 700.000 empleos, pero esto depende de varias acciones que se tomen a lo largo de los próximos meses', declaró Carlos Abascal, ministro de Trabajo. 'Se trata de activar el mercado interno y dar mayor dinamismo al desarrollo, de tal manera que podamos impulsar el crecimiento del PIB a los niveles que nos propusimos, que es del 4,5% anual'. No será fácil ese dinamismo, puesto que, entre otros factores, el crecimiento demográfico en México continúa siendo importante, los tipos de interés demasiados altos, el crédito es escaso, varios consorcios norteamericanos anuncian reducción de operaciones en México, y se registra una severa caída de los mercados internacionales.

No obstante, la entrada de inversión extranjera con la administración investida el pasado diciembre, con perfil empresarial en sus carteras económicas, es significativa. Durante el primer trimestre, ahorradores nacionales, y otros cuya identificación alertaría a los juzgados de guardia, repatriaron 1.900 millones de dólares, según el ministerio de Economía, lo que significa el 20% del flujo total de recursos ingresados. El monto de la inversión extranjera, según esa fuente, aumentó un 58% respecto a igual período del año anterior.