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EN PORTADA

Las grandes empresas españolas repudian sus 'inversiones.com'

Las compañías olvidan la apuesta financiera, pero mantienen la tecnológica

Patricia Fernández de Lis

La prehistoria se sitúa a principios del año 2000. Las grandes compañías españolas se presentaban entonces en los despachos de los consultores con decenas de proyectos, miles de millones de pesetas, y un único objetivo: hacer negocios en la Red antes de que los hiciera la competencia, o 'ponme una e delante', como lo describe un consultor español. Cuando el entusiasmo bursátil hacia las puntocom se enfrió, las grandes empresas españolas, especialmente los bancos, decidieron frenar sus aventuras financieras en Internet y dedicar un tiempo -al menos este año, pronostican los analistas- a tratar de comprender cuál ha sido el error que cometieron. El error, coinciden consultores y directores de e-business, es que las empresas han querido ir más rápido, y llegar más lejos, de lo que debían y necesitaban, ya que han confundido nueva economía con inversiones financieras en compañías cuyo modelo de negocio no iba más allá de un .com en el nombre.

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Las hemerotecas son testigo de las fabulosas inversiones que prometieron las empresas españolas hace un año y medio, cuando Terra se hacía billonaria con su salida a Bolsa. Las constructoras, eléctricas y compañías financieras fueron las más activas en sus inversiones (ver cuadro), que en muchos casos no tenían ni la más mínima relación con su negocio tradicional: Acciona gastaba 1.333 millones de pesetas en el portal Golf Spain, FCC se dejó 1.300 millones en Netjuice, Unión Fenosa invirtió más de 1.000 millones en Saludalia. 'Hubo una época de entusiasmo, a principios del año 2000', explica Ricardo Klatovsky, socio de PwC Consulting, 'donde las empresas querían invertir en 10 o 15 proyectos a la vez. Y eso es difícil de digerir, sean o no de Internet'.

Los grandes trazos de lo que ocurrió después ya se conocen. Las puntocom se han hundido en Bolsa. El negocio electrónico español está en pañales (mueve un 1% del total, según Europemedia). Sólo un 28% de las empresas españolas realiza negocios por Internet, según datos de PwC Consulting, y los grandes proyectos de la Red, como Ecuality y Teknoland, se han hundido porque se ha cortado el grifo.

Todos estos problemas han transformado el entusiasmo inicial por la diversificación fácil en desconfianza hacias las puntocom. La mayor parte de las compañías españolas reconoce haber frenado sus inversiones, y las que se han visto pilladas en quiebras y suspensiones de pagos, como Acciona o FCC en Ecuality, insisten en su 'interés por las nuevas tecnologías', sin concretarlo en Internet.

La desconfianza en inversiones externas no ha frenado, en todo caso, el interés en la puesta en marcha de una transformación interna. Iberdrola, por ejemplo, afirma que invertirá casi 60.000 millones de pesetas en cuatro años en la Red, y Sol Meliá sitúa esa cifra en 5.000 millones. 'Las grandes compañías intentaron actuar rápidamente para ganar dinero', explica Jaan Bastiaans, director general de DareStep (división de Cap Gemini Ernst & Young). 'Ahora han llegado a la conclusión de que Internet significa fusionar su negocio en la Red con el tradicional, reducir costes y mejorar procesos'.

Proceso contrario

Y es que, curiosamente, la velocidad con la que la fama de Internet ha nacido, crecido y muerto ha provocado que la relación de la empresa española con la Red haya sido la contraria a la que presupone la lógica -conocimiento del mercado y del nuevo medio, transformación interna e inversión externa-. Fuera de los micrófonos, algunos gestores reconocen que parte del fracaso de las puntocom españolas se ha debido a que las grandes empresas han invertido en algo que no conocían ni comprendían. 'Muchas compañías', reflexiona José Manuel Rey, socio e-business de Arthur Andersen, 'han intentado posicionarse en la Red mediante inversiones financieras, pero esto no es viable si no construyen estos proyectos en su propia empresa. La primera opción es la más atractiva y vistosa, pero la segunda es obligada'.

El grado de madurez de las grandes empresas en Internet avanza, 'sin prisa, pero sin pausa', añade Rey. La mayor parte (88%) de las empresas utiliza ya la Red para mejorar sus procesos internos, y un 21% dice estar interactuando con clientes y proveedores en la Red, según datos de Arthur Andersen. Y nadie renuncia a diversificarse vía Internet, cuando las cosas se calmen; de hecho, el 60% de las empresas deberá seguir invirtiendo si no quiere perder lo ganado, según DareStep. 'Éste es un buen momento para invertir', explica Enrique Azorín, director general de Unión Fenosa eBusiness, y coincide con otros gestores. 'Tenemos la lección aprendida de que los negocios de la nueva economía no significan dinero fácil y que se les debe exigir los mismos niveles de viabilidad que a los negocios tradicionales'. El camino es largo. Según Arthur Andersen, y a pesar del ruido que ha hecho Internet, la gran empresa española sólo ha invertido este año en la Red un 1,4% de lo que facturó.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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