La mujer a la sombra de Vicente Fox
LA PORTAVOZ del Gobierno de México, Martha Sahagún, es una señora conservadora que estudió Administración en La Salle e Inglés en Cambrigde, tiene 48 años y mucho poder, y un ropero entre elegante y clásico sin llegar a pío, a las hechuras de Loyola de Palacio. Su ascendencia sobre el presidente, Vicente Fox, trasciende las competencias propias del cargo para adentrarse en los negociados del Tribunal de la Rota pues no en vano, según anuncia regularmente la prensa mexicana desde hace casi un año, matrimoniarán en breve.
Pocos miembros del Gabinete son tan polémicos -y tan manoseados en los cenáculos de corresponsales y políticos- como esta dama de élite provinciana que hace ocho años se constituyó en la sombra del jefe de Gobierno, en su secretaria y confidente, en la mano que le arregla la corbata y lo protege de la prensa. '¿Me lo van a cuidar, verdad?'. Martha, la fuerza del espíritu. La historia del nacimiento de un ideal para cambiar una nación, es el título del libro de su vida, sin pretensiones, según los pelotas que lo promovieron. Cierto es que regentó un negocio del éxito, abandonado por el prójimo por el combate contra el Partido Revolucionario Institucional (PRI), derrotado el 2 de julio por el ex presidente de la Coca-Cola en México.
Martha Sahagún está separada de su primer marido, y Vicente Fox de su primera esposa, y siendo los dos católicos, el Vaticano deberá pronunciarse sobre los nuevos esponsales, de ser pretendidos. Ana Cristina, la hija mayor del presidente, no lo quiere, según las publicaciones rosa, y Vicente Fox es un padre excelente.
El desempeño profesional de la michoacana es manifiestamente perfectible. Recientemente, el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, atribuyó los ataques de La Habana en su contra a que los cubanos estaban 'ardidos', escocidos por la abstención mexicana en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Martha Sahagún censuró el término, y Fox lo aplaudió.
Errando se aprende. Las diarias conferencias de prensa del Gobierno siguen siendo dirigidas, por tanto, por una mujer escrutada como portavoz y como novia, como mujer subordinada a los intereses patrios, y obligada a la discreción y a la paciencia.
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