España y Siria acuerdan estrechar sus lazos políticos, comerciales y culturales
España y Siria firmarán el próximo mes de junio una declaración conjunta que marcará un hito en las relaciones bilaterales, según anunció ayer José María Aznar, tras destacar la "gran relevancia" de la visita a España del presidente Bachar el Asad. La declaración de intenciones, con un contenido similar a la que en enero rubricaron España y EEUU, incluirá el "reforzamiento del diálogo político periódico", la intensificación de las relaciones comerciales y económicas y el fortalecimiento de la cooperación, especialmente la cultural y turística.
El Gobierno español pretende elevar su relación con Damasco al nivel privilegiado que tiene Siria con Francia, antigua potencia colonial en la zona, aún cuando la base de partida sea "insignificante", sobre todo en lo económico, según reconoció ayer el propio Aznar, que fijó el volumen total de intercambios en menos de 50.000 millones de pesetas.
De hecho, esta visita de Asad es la primera realizada por un presidente sirio a España. El joven sucesor del histórico Hafez el Asad, que dirigió su país con mano muy dura tres décadas, ha querido también que España sea su primer destino internacional fuera del mundo árabe.
Aznar se refirió ayer a algunos puntos concretos que contendrá la declaración, como la creación de un "consejo consultivo de hombres de negocios" o la prestación de cursos de formación para funcionarios y empresarios sirios, en el marco de la política de cooperación, por parte de España.
España, dijo Aznar, apoyará además el deseo sirio de cerrar un acuerdo de asociación con la UE, a poder ser en el primer semestre de 2002, durante la presidencia española. Para favorecer ese objetivo, Aznar "instó" ayer a Asad a "insistir en el proceso de reformas" en su país. Preguntado por la legalización de los partidos políticos, Asad respondió que "no hay nada imposible", pero no lo consideró prioritario. La relación política especial entre los dos países se vertebrará, sin embargo, en torno al conflicto de Oriente Próximo, en el que Aznar desea un mayor protagonismo de España.
No obstante, el encuentro puso de manifiesto claras diferencias de tono y valoración, especialmente cuando Asad ilustró que "los israelíes son más racistas que los nazis" con una serie de ejemplos que fueron recibidos con un discreto silencio de su anfitrión.
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