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Tribuna
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¿Continuidad o cambio?

'En rigor, lo que está en el origen del desastre político de los últimos dos años y medio en Euskadi es la ruptura de una continuidad'

Continuidad o cambio, ¿ésta es la cuestión? Tal parece si atendemos a las apelaciones de los candidatos o a las opiniones expresadas por los columnistas que se dedican a la gratificante tarea de explicar a los ciudadanos lo que deben estar pensando los candidatos. Así, unos prometen un cambio que dé al traste con una infame continuidad mientras otros se postulan como garantes de una continuidad que impida un cambio definido como retroceso. Lo paradójico de todo esto es que los defensores de la continuidad son los responsables de aquel dramático cambio de escenario político que se expresó en el Acuerdo de Lizarra, mientras que los defensores del cambio se erigen en sumos sacerdotes de la iglesia de la continuidad.

'Nunca como hoy los hilos con los que se teje el tapiz vasco han estado tan ajados'

En rigor, lo que está en el origen del desastre político de los últimos dos años y medio en Euskadi es la ruptura de una continuidad. Todo empezó con un cambio: con el abandono del reconocimiento, cuando menos implícito, de la indeseabilidad de pretender organizar políticamente la sociedad vasca exclusivamente desde una de sus mitades.

La firma, el 12 de septiembre de 1998, de la Declaración de Lizarra, por una parte, y la proclamación, por otra, del principio del sorpasso del nacionalismo vasco gobernante si la participación electoral superaba el 70% durante el periodo previo a la celebración de las elecciones autonómicas del 25 de octubre de ese mismo año, son la expresión de ese abandono. Unos sumando todos los votos nacionalistas y sólo nacionalistas, otros sumando todos los votos no nacionalistas y sólo no nacionalistas, por aquellos días todos soñaron en superar una situación que, siendo consecuencia de la necesidad, vistió durante más de una década los ropajes de la virtud. ¡Por fin iba a ser posible olvidarse de los incómodos consensos entre nacionalistas y no nacionalistas!

Ninguno de los dos sueños llegó a realizarse, si bien es verdad que de forma distinta: uno se convirtió en pesadilla hasta para quienes lo soñaron, el otro se hizo duermevela a la espera de tiempos más propicios. Tiempos que son éstos; y así, el sueño del sorpasso ha vuelto.

El lituano Czeslaw Milosz escribió: 'El siglo XX, presa del pánico ante las tonterías de los nacionalistas y los racistas, se esfuerza en colmar los abismos del tiempo con estadísticas de producción y algunos nombres de sistemas político-económicos; renuncia ya a estudiar esa trama misteriosa del devenir en la que hay que atar todos los hilos, aunque se trate de las concepciones de sectas rusas hoy olvidadas. El pasado sólo se borra en apariencia: de hecho, se transforma imperceptiblemente'.

Atar todos los hilos: ésta es la verdadera cuestión. No hay otra manera de superar el pasado que no borrarlo ni romper con él. Nunca como hoy los hilos con los que se teje el tapiz vasco han estado tan ajados.

La última operación de destejido se ha realizado con tanta brusquedad que hasta los últimos y más frágiles hilvanes se han perdido. Hilos que otrora entrelazaban sus colores distintos se encuentran hoy separados, sin que nadie sepa cómo recomponer aquella trabajosa trama de contrastes vivos y figuras improbables.

Este país necesita iniciativas políticas que acompañen y fortalezcan la transversalidad social. El tejido vasco necesita puntadas hábiles que unan hilos de distinto color. Frente a la prosaica apuesta por la unión de los iguales, necesitamos una política que sepa mezclar lo diverso.

Es cierto que no es posible tejer y destejer el manto eternamente sin arriesgarnos a volver inservibles los hilos que usamos. Pero tampoco es posible tejerlo de una vez por todas, pues las sociedades, como las personas, cambian, de manera que tarde o temprano será preciso añadir o alargar por aquí, encoger o recoger por allá.

Atar todos los hilos que componen la trama misteriosa del devenir. Éste es el único programa político que puede evitar que el pasado se transforme sólo para seguir lastrando nuestras vidas. ¿O estamos abocados a elegir, el próximo 13 de mayo, entre dos continuidades?

Imanol Zubero es profesor de Sociología de la Universidad del País Vasco (UPV).

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