'Aquí se gobernará'
El canciller alemán, Gerhard Schröder, se esforzó ayer en disipar cualquier impresión de que la nueva sede de la cancillería en Berlín, un edificio que se inauguró oficialmente ayer, podría reflejar renovadas ansias de poder e influencia alemanas. 'No necesitamos tallar en piedra nuestra confianza de ser una nación adulta, que no quiere situarse ni por encima, ni por debajo de otros pueblos', aseguró Schröder.
El canciller también recordó que la concepción urbanística que respalda la construcción -una franja de edificios gubernamentales que une el este con el oeste- es diametralmente opuesta a los planes con los que, en su día, Adolf Hitler pretendía transformar la capital alemana. 'Desde aquí no se dominará, sino que se gobernará', prometió el político socialdemócrata.
Varios de los invitados al evento se mostraron favorablemente impresionados por los interiores del edificio y confiaron en que la polémica en torno a sus dimensiones pronto cesará. 'La gente se acostumbrará', pronosticó Wolfgang Thierse, presidente del Parlamento, cuya sede, el Reichstag, se encuentra a tiro de piedra, y es incluso cuatro metros más alta que la cancillería, según se subrayó ayer. En todo el acto oficial no se mencionó ni una sola vez a Helmut Kohl, el ex canciller alemán que en 1994 encargó la construcción.
