Entre la esclavitud y la esperanza

En estas últimas semanas, dos noticias de signo muy distinto nos han llamado la atención por la relación que existe entre ellas.

La primera, y más difundida, alertó de la existencia de un barco que podía ir cargado con centenares de niños y niñas en el africano golfo de Guinea, y que nos recordó la existencia en esta zona de la esclavitud infantil. El motivo de esta situación: la pobreza. Unos padres extremadamente pobres son engañados por traficantes de esclavos, mercenarios sin escrúpulos, que les prometen un futuro mejor para sus hijos.

También en África, pero en este caso en Tanzania, el gobierno está estudiando la posibilidad de recuperar la educación gratuita para todos los niños y niñas del país. En Tanzania, la educación había sido gratuita hasta 1982, pero la necesidad del país de hacer frente al pago de su deuda externa hizo imposible mantener la gratuidad de este servicio.

¿Cuál es el nexo que relaciona estas dos noticias? Es evidente que unos padres formados, con capacidad para ganarse la vida y mantener a su familia no venderían nunca a sus hijos, y unos niños y niñas escolarizados tendrían muchas más posibilidades de encontrar un trabajo que les permitiera romper el círculo de la pobreza y contribuir al desarrollo de sus familias, sus comunidades y sus países.

El próximo domingo 13 de mayo, Intermón Oxfam celebra en Sevilla y en 38 ciudades más de toda España su fiesta anual Un Día para la Esperanza, centrado, entre otras, en su campaña 'Educación ahora: rompamos el círculo de la pobreza'.

Con esta campaña internacional Intermón Oxfam denuncia la existencia de más de 125 millones de niños y niñas que no tienen acceso a la educación y que su destino puede llevarles a subir a un barco como el de Benin.

Con la celebración de Un Día para la Esperanza, Intermón Oxfam quiere transmitir a la ciudadanía el convencimiento de que, con el apoyo de todos, podemos hacer que la educación sea de verdad un derecho universal y no un privilegio. Creemos que la educación es un elemento fundamental en el crecimiento de todo ser humano, que marca profundamente nuestra vida y nuestro futuro; por tanto, es inconcebible que el acceso a la formación dependa de la situación económica de un país.

Tenemos el pleno convencimiento que entre la esclavitud y la esperanza hay un simple paso: la educación.