La revuelta de los desheredados para rescatar a su Robin Hood
Los partidarios del ex presidente filipino Joseph Estrada, los pobres entre los pobres de Filipinas, están convencidos de que su héroe, un antiguo actor muy popular, es un justiciero de gran corazón y no el villano que aseguran es los que le acusan de corrupción.
Decenas de miles de los habitantes más pobres de Manila, muchos de los cuales apenas pueden vestir unas sandalias, un pantalón corto y una camiseta, han causado un escalofrío a la actual presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, y a los mejores negocios de Manila, manifestándose durante días exigiendo la liberación del ex mandatario, encarcelado por corrupción.
La detención, producida la semana pasada en medio de un gran despliegue de medios de comunicación, ha desencadenado la movilización de este ejército de mendigos, apoyo tradicional del ex presidente, elegido con un triunfo arrollador en 1998 después de una carrera de actor, y célebre por sus interpretaciones de papeles tipo Robin Hood y justiciero.
Estrada ha acusado a las élites del país y a la Iglesia católica de no haberle perdonado jamás su estilo y de haber fomentado una conspiración para apartarle del poder. Y esto es lo que sus partidarios, que odian a las élites que gobiernan el país, se han creído a pies juntillas. La oposición, aseguran los analistas, ha aprovechado su ignorancia para añadir gasolina al fuego con la esperanza de imponerse en las próximas elecciones legislativas, cuya celebración está prevista para el próximo 14 de mayo.
Las personas que se manifiestan por la libertad de Estrada son gente sencilla, partidaria de políticos locales y fans de estrellas del cine y la televisión, según la opinión del profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Filipinas Alex Magno.
Enorme fractura
La crisis actual ilustra la enorme fractura cultural que se registra en la actualidad en el seno de la sociedad filipina, compuesta por un tercio de pobres. Éstos, auténticos desheredados del sistema económico, son especialmente sensibles al patronazgo y al clientelismo, opina el citado experto. Por ello, la victoria de 'uno de los suyos', o al menos de alguien percibido como tal, ha suscitado una enorme esperanza entre los más modestos.
Sin embargo, Joseph Estrada no es un Robin Hood que roba para dárselo a los pobres, según asegura Renato Corona, uno de los asesores de la presidenta filipina. 'Les ha robado y se ha metido el dinero en el bolsillo', señala.
El periódico filipino Today pidió ayer al Gobierno que tenga en cuenta el sentimiento de persecución y de injusticia de los más pobres, cuyos ánimos ha disparado la detención de unos de sus símbolos.
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