Los científicos detectan riesgos de deslizamientos sobre la A-92 en una franja de 20 kilómetros
La zona está comprendida entre Alfacar y Diezma, donde se ha producido el último corrimiento
Las esmectitas por sí mismas no suponen ningún riesgo, pero en contacto con el agua su volumen se incrementa hasta un 10% y, como en Diezma, se pueden convertir en un coloso de apenas dos milímetros de espesor capaz de arrastrar 3,2 millones de metros cúbicos de tierra.
La Junta de Andalucía conocía desde hace al menos tres años el riesgo a que estaba expuesta la ladera de Diezma contigua a la A-92. Los investigadores también, del mismo modo que ahora son conscientes de que el riesgo no se circunscribe a un único corrimiento. Creen que en una banda de 20 kilómetros existen capas aisladas de unas dimensiones sin concretar que, con el aumento del nivel freático, podrían reaccionar de la misma forma que la ladera del cerro del Centenillo. Sólo un estudio pormenorizado podría revelar su ubicación exacta y su superficie.
El catedrático de Mineralogía Fernando Nieto y el profesor de Geodinámica José Miguel Azañón manejan mapas geológicos trazados en 1978 donde se aprecia una mancha correspondiente al deslizamiento fósil de Diezma.
'El deslizamiento había comenzado antes. Desde tiempo atrás los vecinos de Diezma se referían al cerro como una montaña que se movía. Además, cuando se analiza la formación del terreno en el mapa antiguo, se observa que hay un lóbulo por abajo y una vaguada en la cabecera. Eso quiere decir que se habían producido deslizamientos en el mismo nivel. Está reflejado en un mapa topográfico de 1990. Lo que no podemos precisar es cuándo se produjeron los corrimientos', explica Azañón.
Con tales datos ¿debió la Junta de Andalucía construir por allí la autovía? Tanto Nieto como Azañón piensan que cualquier riesgo geológico se puede evitar usando los medios idóneos y siempre que se valore adecuadamente. José Miguel Azañón, profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos, cree que por lo general los ingenieros no estiman convenientemente los riesgos geodinámicos.
'El ingeniero piensa que todo se arregla con hormigón, pero eso no es totalmente cierto. Quizá la A-92 está ubicada en un punto conflictivo, pero eso no quiere decir que no se pudiera construir. Es posible, por ejemplo, impedir que el agua acceda al nivel de las esmectitas mediante un drenaje con pozos continuos', señala Azañón.
Lo que ambos investigadores tienen claro es que la construcción de la A-92 no fue el único factor desencadenante del deslizamiento, aunque admiten que el desmonte para construir los dos viales no fue totalmente inocuo. El Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra está dispuesto a confeccionar un mapa de riesgo de Andalucía. 'La escala del mapa se podría establecer de antemano, aunque cuando llegáramos a los puntos peligrosos habría que bajar al detalle', dicen.
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