África, más allá de las máscaras
La sala Plaza de España muestra, sin tópicos, el arte del continente
El comisario de El tiempo de África, Simon Njami, recuerda que 'la mirada occidental que ha prevalecido durante mucho tiempo era la del continente inmóvil, mito hipertrofiado por etnólogos y antropólogos, para los que las máscaras y las esculturas de este continente no podían verse sino como objetos de culto y ritual'. Y Njami decidió que no había mejor receta para denunciar 'esta visión monolítica y simplista' que confeccionar una exposición variada, la que ha llegado ahora a Madrid.
Está dividida en seis bloques o tiempos, con las obras de los artistas más representativos. La primera parte es la de los dioses, donde figuran las creaciones de 'los maestros': la estatua de un jefe sentado, de Abogundé, el oferente de calabazas de Jamteu, o la estatua femenina de Zlan. En la segunda parada está la modernidad, donde tiene predominio 'la invención del artista', la de Belachew Yimer y Lubaki. La tercera época requiere dos bloques: uno consagrado a la ciudad y el arte popular, el del pintor Nzante Spee, y otro dedicado al 'espacio interior', en el que figuran Biazin, 'el memorialista', o Bouabré, 'el rastreador de huellas'.
Luego, la muestra conduce al visitante hasta las veredas de 'la dignidad', al módulo de 'la negritud y el poscolonialismo', en el que se puede ver cómo El Anatsui busca el hilo de la historia, y Meje Meje hace apología de ser pintor sólo cuando uno tiene ganas, sin más. Los cuadros de colores fuertes, obra de Malangatana, también destacan en este apartado. Este autor fue el primero que, en 1961, se atrevió a presentar una exposición individual en Mozambique. 'Esto ocurría en una sociedad poco acostumbrada a que un negro apareciese en público, a menos que se tratase de una causa criminal; en una sociedad en la que, si el apartheid no existía legalmente, en la práctica era la dura realidad', comenta el experto Julio Navarro.
La época que cierra la exposición va de 'reescribir la historia', de 'los tiempos que vienen'. Y culmina la visita la obra de una mujer, Inzima, de Berry Bickle. Esta escultura no volverá a África, porque la ha adquirido el Centro del Atlántico de Arte Moderno. 'Aúna fuerza y sensibilidad, tiene algo de africano y algo universal, y a mí me gusta especialmente', alaba el director de Archivos, Museos y Bibliotecas de la Comunidad de Madrid, Carlos Baztán.
El tiempo de África. Sala de exposiciones de plaza de España, 8. Hasta el 31 de mayo. Entrada libre.
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