El juicio a Milosevic

Escribiendo acerca de temas balcánicos, la señora Mira Milosevic siempre llamó la atención, aún más tratándose de una excelente intelectual y, durante muchos años, de una de las pocas voces serbias antinacionalistas en los medios españoles.

Considero particularmente interesante su artículo Entre Belgrado y La Haya (EL PAÍS, 5 de abril), el cual no refleja sólo su dilema personal acerca de dónde habría que juzgar a Milosevic, sino el de un gran número de demócratas serbios. Yo, personalmente, veo La Haya como el lugar preferible, aunque no me preocuparía demasiado si la solución es juzgarlo primero en Belgrado. Pero sí que me preocupan ciertas tendencias de unos demócratas serbios, presentes también en el mencionado artículo. Dicho con más precisión, luchando por la democracia en los Balcanes no llegaremos a ninguna parte si en cualquier ex república yugoslava empezamos a defender 'nuestros' ultranacionalistas con la excusa de que las demás también tienen los suyos. Sería un modelo muy peligroso, al estilo: 'En la misma medida que os alejasteis de Tudjman en Croacia, lo haremos nosotros de Milosevic en Serbia', y viceversa.

Dos detalles en su artículo me confunden bastante. ¿Sería el pueblo serbio más democrático que el croata por la simple razón de que, en el momento de la victoria de la democracia croata, Tudjman ya estaba muerto y Milosevic, durante el cambio político en Serbia, vivo? O bien, ¿por qué el hecho de que en Serbia aún vive cierto número de refugiados serbios de Croacia justificaría algunos aspectos de la política de Milosevic?

A propósito de los refugiados: en el caso de que no sea un error de impresión, la señora Milosevic dijo que 650.000 civiles serbios fueron expulsados de la Krajina croata. Incluso en las escuelas serbias se enseña que en 1991, en toda Croacia, había un 12% de serbios, lo que equivale numéricamente a 564.000 personas. ¿Cómo es posible, entonces, que casi 100.000 serbios más que la totalidad que vivía en Croacia fueran expulsados de la Krajina? La verdad es que, en 1995, unos 126.000 serbios abandonaron Krajina (57.000 ya han vuelto a sus casas) en el marco de la 'evacuación planificada' ordenada por el entonces jefe de los rebeldes serbios, Milan Martic, como lo confirma explícitamente hasta el diario serbio Política del 23 de agosto de 1995, al cual no se pueden atribuir simpatías procroatas.

Espero que la autora esté de acuerdo conmigo en que la democracia, entre otras cosas, supone la verdad. Y cuanto más pronto lo aceptemos, más rápidamente el espíritu de reconciliación se extenderá en los Balcanes, lo cual es, sin duda alguna, el interés de todos nosotros.