Las muertes por sobredosis aumentan de 154 a 172 en un año

En Madrid fallecieron por sobredosis el año pasado 172 toxicómanos, 18 más (un 11,6%) que en 1999, según datos de la memoria de la Agencia Antidroga presentada ayer por el consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz. Se vuelve así al nivel de mortalidad de 1998, cuando se produjeron 170 óbitos. La mayoría de los fallecidos eran politoxicómanos (consumidores de más de una droga). La agencia atribuye este repunte de la mortalidad al progresivo envejecimiento y, en consecuencia, al mayor deterioro físico de una parte de la población toxicómana, en especial de los heroinómanos. Un 10% de los 21.000 drogodependientes atendidos en los centros para toxicómanos de la región superan la treintena y llevan años de consumo.

De los 172 fallecidos por sobredosis el año pasado, el 40% tenía entre 26 y 35 años, y el 33%, entre 36 y 45. La mitad murió en su domicilio y un 15% en la calle. El 87% eran varones. La agencia puntualiza que, pese a este incremento puntual, los fallecimientos por sobredosis llevan un ritmo decreciente desde 1992, año en el que se registraron más de 270 muertes.

Los centros municipales y regionales para drogodependientes atendieron el año pasado a 9.371 toxicómanos en programas de desintoxicación, y a 8.987 en planes de mantenimiento y reducción del daño con sustitutivos opiáceos como la metadona. La demanda de atención por parte de los cocainómanos sigue creciendo. El año pasado, de los 3.300 adictos que iniciaron por primera vez un programa de desintoxicación (el 82% de ellos varones), un 24% tomaba cocaína sola o asociada a otras drogas excepto la heroína, cuando en 1999 eran el 20%. Los consumidores de heroína como droga principal suponen un 27% (31% en 1999). La media de años de drogadicción antes de someterse a tratamiento es de catorce para los heroinómanos y siete para los cocainómanos.

El 39% de los 3.300 nuevos pacientes nunca ha consumido por vía intravenosa, y el 77% se inició en la droga a través del grupo de amigos. Pero ahí hay una clara diferencia según el sexo: un 22% de las 594 mujeres tratadas comenzó a drogarse a través de su pareja, frente al 2% de los hombres.